martes, agosto 28, 2007

Hospitalidad

Existen aún lugares donde se agasaja al viajero. Donde las visitas se aprecian como un regalo que precisa una deslumbrante contrapartida. Hay casas donde te sientan a la mesa con toda la familia, donde eres uno más, pero ese día es fiesta.

Llegas cansado, tras un camino largo, una larga ausencia, pero el afecto sigue siendo el mismo. El tiempo se congeló el día que saliste de allí y hoy vuelve a funcionar. Tú respondes como puedes. Cuentas algo de tu vida, que escuchan con atención. Como en otro tiempo, en otros lugares, donde las noticias las traía el viajero. Las grandes historias llegaban por los caminos o carreteras. Cuando las novedades hacían soñar con lugares lejanos.

La gente se disputa tu compañía, un sitio junto a ellos en la mesa. Y tú, insignificante, te sientes importante. Parte de una gran familia.

Corre el vino y las palabras, comas lo que comas nunca es suficiente a sus ojos. Siempre te ofrecen permanecer más tiempo, contarles más cosas, acompañarles más.

Y tendrán luego su vida, que seguramente es muy distinta a la tuya y la mía, pero demuestran, en cuanto llegas, que hay cosas que hacen muy bien. Llevan la generosidad a su extremo, con los que están cerca de ti.

Porque ahí radica todo: generosidad. Esa palabra que sólo se oye cuando hay una catástrofe, donde tú das dinero y los bancos se quedan la mitad, por el servicio. Y es una de esas palabras, sin embargo, que hacen hermoso todo lo que tocan.

jueves, agosto 23, 2007

Sueño de una noche de verano II

Tuve que apretar unas cuantas clavijas para dar con información útil sobre el asunto. Un chico joven, amigo de la familia y perteneciente a la policía, me puso en la buena dirección. Al parecer un grupo de serbios, ex militares, estaban haciendo sus correrías por la ciudad.

Este dato no me dejaba especialmente tranquilo. Hace tiempo, tuvimos un pequeño escarceo con la mafia eslava y algunos de sus chicos acabaron en una fosa a tres metros bajo tierra. Hay quien se toma muy mal este tipo de desencuentros.

Seguramente MJ tenía algún problema de dinero y acudió a ellos, que obviamente convinieron en eliminar su deuda a cambio de un poco de colaboración.

En el mundo en que vivo el principal valor es la lealtad. Si traicionas a alguien, nadie te respetará. Eso le sucedió a MJ. Después de quemarla, no les servía de nada, así que se deshicieron de ella. La encontraron en una cuneta con un tiro en la frente.

La emoción que me provocaba este trabajo hace unos años estaba dejando paso rápidamente a una náusea desagradable. Cada vez me costaba más conciliar el sueño. No se debía a la conciencia, ni se me aparecía ninguno de los que había enviado al otro barrio. Simplemente me había ido ganando enemigos cada día. Entraba dentro del trato, ganabas mucho dinero. Es mejor no pensarlo demasiado. Pero la gente se lo toma como algo personal. Llevan muy mal la desaparición de parientes o amigos. Mucho me temo que este era el caso.

Los eslavos habían entrado con fuerza en la ciudad, inundando las calles con su mercancía y su ley. Las familias asentadas allí desde hacía años habían tenido que plegarse a las exigencias de los nuevos, que empleaban una violencia descomunal en esta zona. Esto creó un resentimiento brutal, y nos llamaron a nosotros. Tuvimos que hacer un par de trabajos para equilibrar las fuerzas. Eliminamos a algunos de los jefes y se restableció un orden diferente. No era nuestra guerra. Hicimos el trabajo, no liquidamos a nadie fuera del trato y nos fuimos. Nada personal. Cero problemas. Esa es la regla.

Pero como de costumbre, alguien no se lo ha tomado con tanta deportividad y ahora quieren cobrarse su impuesto. Parece que conmigo les valdría. El otro día tuve suerte. Unos gramos más de plástico y la planta entera podría haber saltado por los aires. Quien lo hizo, no pretendía matar a las familias que vivían allí. Sólo yo estaba en el encargo, pero falló. Dos días después encontraron un especialista en explosivos en una ribera del río con cuatro tiros no mortales. Era la típica forma de humillar hasta la muerte a quienes fracasaban. Cuatro tiros en las extremidades les impedían nadar. Nadie lograba mantenerse a flote durante más de un minuto. La muerte se producía por ahogo, normalmente entre las risas de algunos cavernícolas típicamente crueles y estúpidos.

Lo cierto es que ahora me tocaba el turno a mí. Ellos no se iban a quedar parados y estarían atentos en busca de nuevas oportunidades, así que no me quedaba otro remedio que actuar rápido. La operación debía comenzar ya.

Unos amigos me consiguieron todo lo necesario. Tenía información acerca de donde solían estar y un almacén donde guardaban algunas armas. Mi contacto de la policía me pasó un archivo con las huellas dactilares del jefe, un serbio llamado Mackiek. Se estaba haciendo famoso últimamente y había sido detenido y soltado sin cargos unas cuantas veces por falta de pruebas.

Mis fuentes me informaron de un cargamento de hachis, procedente del sur y que llegaría por la nacional, evitando autopistas.

No tenía demasiada ayuda. De hecho estaba sólo. Iba a ser divertido.

Lancé un rastreador adhesivo a la bañera del camión y me alejé de él lo suficiente para no llamar la atención. Unos dos kilómetros que me permitirían acercarme en menos de 60 segundos por aquellas carreteras cuando fuese necesario. Tuvieron que pasar más de 500 kilómetros hasta que se detuvo en una gasolinera solitaria en un pueblo de montaña. En el camión iban dos personas. El conductor paró a repostar y el acompañante se quedó dentro de la cabina. Seguramente iba dormido. La ventana estaba abierta, así que no me costó mucho dormirlo con una pequeña inyección de xilocaína en el cuello. Me quedé dentro de la cabina esperando que llegase el conductor. No percibió nada raro. Hizo algún comentario que no entendí mientras yo permanecía oculto tras los cortinas que tapaban la cama del camión. Arrancamos lentamente y a unos pocos kilómetros, en una zona de carretera ancha hice chascar mi revolver junto a su oreja. Entendió perfectamente su situación, así que no hizo falta decir más. Detuvo el camión con suavidad y lo sedé también. Até fuertemente al conductor y lo introduje junto a la mercancía: unos preciosos muebles rellenos de polvo blanco en el conglomerado. La extracción no suele ser sencilla y deja restos químicos, pero con el corte y la mezcla se disimulan convenientemente. Al acompañante lo dejé durmiendo y maniatado con una nueva dosis en el asiento. Tendría sueño durante las próximas 6 horas, más que suficiente.

Me puse la ropa del conductor y seguí camino. Sólo quedaban 200 kilómetros, que se hicieron bastante cortos, repasando los detalles del plan y planteando posibles variaciones o imprevistos. Todo debe estar mecanizado para que funcione rápido. Las llamadas al instinto te suelen meter en más problemas.

Llamé desde un móvil nuevo de tarjeta diciendo que el camión había sido redirigido. Los de la banda del chino se pusieron un tanto nerviosos, a juzgar por el intenso flujo de exabruptos que alcancé a oír. ¡Hay que joderse, qué malas pulgas!

Llegué al almacén de los serbios. Llamé a mi contacto de la policía, apreté el acelerador, me ajusté el cinturón e irrumpí en el almacén tirando la puerta abajo.

En ese momento, los cuatro operarios que charlaban apaciblemente en el interior de la nave se tiraron al suelo como quien prevé una bomba. La puerta cayó sobre unos de ellos dejándolo completamente KO.

Me quité el cinturón y salí por el lado seguro. Uno de los esbirros cogió un teléfono para hacer una llamada, mientras sus compañeros empuñaban, ahora sí, sus armas. Todavía se percibía su cara de estupefacción y de descontrol. Ese tiempo me vino muy bien para buscar la salida que no tardé en encontrar. Corrí hacia un monte cercano cuando escuché dos coches llegar a gran velocidad. Eran los de la banda del chino que se detuvieron de un frenazo detrás del camión y sin mediar palabra empezaron a soltar metralla contra la nave. Apenas recibieron contestación, no hubo fuego cruzado. Tan sólo leves ráfagas. Obviamente los tres eslavos no estaban para fiestas.

Pronto llegaron las primeras sirenas y aunque el tiroteo se alargó durante unos minutos, fue una mera farsa. No hubo gran resistencia.

Siete hombres de la banda del chino cayeron aquel día. Pero el camión estaba en dependencias de los eslavos. Alguno de ellos cantó y empapelaron al jefe con el camión.

Eso me daba una leve ventaja. Tendría unos meses de calma, hasta que se reorganizasen. Con un poco de suerte, quien tomase ahora la cabeza preferiría eliminar al anterior jefe encarcelado, por aquello de reducir riesgos. Eso solucionaría mi problema durante un periodo mayor.

Eran las 6:00 y amanecía tras la montaña. Llegué a mi hotel aún con la adrenalina fluyendo en mis venas. Bebí en una fuente pública, para evitar problemas. El ruido de los coches circulando por la carretera apenas me permitía oír mis propios pensamientos. Eso era lo mejor que me podía pasar. Atranqué la puerta con la silla, rompí la bombilla y la esparcí delante de la ventana en la parte de atrás y dormí plácidamente… durante los primeros 15 minutos.

jueves, agosto 09, 2007

Sueño de una noche de verano

La familia decidió que yo tenía que hacerme cargo del asunto. Nadie habló conmigo hasta que me comentaron lo delicado de la situación. No hubo preguntas. Tenía que acompañarla, llevarla a su casa y recoger el dinero. No parecía demasiado complicado, una misión más, de guardería. Esta vez no habría contratiempos. No tenía por qué haberlos. MJ lo había pasado mal. Desde la ruptura con su ex, se sucedieron los problemas. Lo típico, amenazas, gritos, azúcar en el depósito de combustible y ese tipo de putadas comunes entre amantes despechados. Ahora, sin embargo, la cosa se ponía un poco más seria, entretenida, como decimos en el oficio. Estaba el tema del dinero. Parece que MJ había ido reuniendo pequeñas cantidades que fueron finalmente descubiertas. Tendría que recogerlas en los próximos días si no quería perderlas. Habría que entrar de nuevo en la casa y recurrió a nosotros, tampoco había demasiadas opciones.

Despuntaba el alba en la estación del Norte. Cargamos la mochila en el tren. Los asientos no eran incómodos, aunque había mucha gente. No me gustan las aglomeraciones. Demasiados imprevistos, variables y aumento del riesgo. Elegí pasillo. Gajes del oficio. La ventana es golosa para francotiradores.

El tren comenzó su suave arranque convirtiendo las personas de la estación en sombras. Ir en un tren como éste se parecía a montar sobre una bala. Me veía cortando el aire con un silbido seco, preciso, cortante.

MJ estaba sentada enfrente de mi. No habíamos cruzado una palabra tras la presentación inicial. Intercambiamos entonces nuestros nombres y desde entonces únicamente yo he hablado. Dando pequeñas órdenes, como dónde colocarse, cómo cambiar de vestuario, color de pelo y gafas durante estos días. Nunca hubo respuesta por su parte. Simplemente ejecutó las órdenes.

Resultaba agradable mirarla, tenía cierto atractivo. Supongo que me recordaba a alguien. Pasaba los treinta. La piel morena y tersa. Sin lunares, sin pecas ni manchas en la piel. No había tatuajes ni señas indicativas. Eso ayudaría cuando fuese necesario para ella pasar desapercibida. Tenía, tal vez, la mandíbula demasiado ancha para mi gusto y los ojos muy negros. Siempre me han intrigado los ojos azabache, parecen esconder algo antiguo y cruel en su interior. Su complexión era atlética, podría correr en caso de que fuese necesario, y sus silencios, largos y enigmáticos.

Tres horas y media de viaje tranquilo. Sólo un pequeño imprevisto a mitad de camino al reconocer a un colega del gremio. Su sorpresa me indicó que hoy no me buscaba ni a mi ni a mi protegida, aunque no me resultaba cómodo que descubriese que estaba en mi misión. Cuanta menos información se comparta, mejor. Por supuesto no cruzamos palabra alguna. Un leve movimiento de ceja fue suficiente para ambos.

La estación de destino estaba tranquila. Podían distinguirse apenas cinco personas. Una madre con dos niños y dos operarios de la estación. No fuimos los únicos en bajar, pero todo el mundo pareció desaparecer a los pocos segundos de llegar. El tren partió inmediatamente. Más valía no dejarse el móvil en el asiento.

Me gustaba este sitio. Podías escuchar tus pasos al caminar, había varias salidas y espacios amplios. Las posibilidades de huída eran muchas en caso de encontrar complicaciones y si había fuego cruzado siempre quedaban las vías del tren. Se podían conseguir armas extra en la oficina de seguridad de la estación y el hecho de que fuese verano y el calor imperante ayudaba a distinguir los posibles hombres armados. Por supuesto, nada de eso fue necesario, pero saberlo da cierta seguridad.

No íbamos a perder el tiempo. Tomamos un taxi hasta su casa. Un edificio bastante reciente a las afueras de la ciudad. Eran las doce de la mañana y todo estaba muy tranquilo. Unos niños jugaban en un pequeño parque junto al edificio. Un joven con dos pendientes paseaba un perro, un labrador que buscaba la sombra desesperadamente.

Por fin abrió la boca, dijo que prefería no subir, que el dinero estaba en un doble techo del armario del cuarto de invitados. Ella me esperaría aquí. Desde luego no eran esas las instrucciones. Tenía que protegerla y recuperar la pasta. Así que le dije que de eso nada, que subía conmigo. Era importante tenerla siempre a la vista.

La cerradura dio dos vueltas mientras el acero se desplazaba saliendo del marco de la puerta. No se oía nada detrás. Desenfundé mi SW1911 con empuñadura de madera. Patada a la madera, vistazo rápido y... nada. Entré poco a poco. Ella permaneció en el umbral de la puerta. Me dirigí rápida pero cuidadosamente a la habitación de invitados, junto al retrete. Oí entonces un chasquido en la madera y la puerta principal cerrarse. Se había ido. Esto olía muy mal. Temí lo peor y salté a la bañera del baño contiguo. La boca abierta, los brazos en la cabeza y boooom. Todo saltó por los aires. El falso techo se vino abajo, los cristales reventaron y todas las alarmas supongo que se dispararon. Aturdido aún por la detonación, no podía oír nada. Me toqué los oídos, me dolían horriblemente pero no sangraba, afortunadamente. Levanté con mis piernas el armario que se había venido encima. Había mucho humo y era importante salir de allí cuanto antes. El pánico se había apoderado del edificio y los vecinos corrían despavoridos hacia la salida. Había sido una bomba de escasa potencia dado que yo seguía vivo y parece que no querían demoler el edificio. Iban sólo a por mi y no me interesaba ser reconocido vivo en ese escenario. Alguien se había tomado muchas molestias en liquidarme y más me valía que creyese que estaba muerto. Llegué hasta el garaje y me desplacé por el sótano del edificio hasta llegar a otro portal que diese al lado opuesto de la manzana. No podía dejar de toser debido al humo inhalado y los oídos no dejaban de pitarme. También allí había vecinos junto al edificio, que me miraban horrorizados mientras pedían una ambulancia y parecían decirme si me encontraba bien. Aún no podía oír nada.

Pero no tuve suerte al salir. Pude ver claramente a MJ sentada en un coche, aire tranquilo y acompañada de cuatro hombres. Y ellos me vieron a mi. Toqué mi SW pero había demasiada gente. ¡Maldita mosquita muerta! ¡Te iba a sacar ahora las palabras a cañonazos, joder! Volví al garaje y busqué otra salida al azar. La persecución estaba servida y había que seguir el protocolo habitual: ganar segundos con cada decisión, con cada movimiento había que recortarles el espacio. Primero inutilizar su vehículo y posteriormente a cada individuo, si fuese posible. El edificio era ancho y tenía todavía unos segundos antes de que llegase la policía. Ellos sabían que yo no había muerto. Dos preguntas estaban ya en el aire. ¿Quién coño eran? ¿Por qué me querían matar? Con la primera se respondería la segunda inmediatamente. No me faltaban amistades. Pero ahora lo acuciante era salir de allí. Busqué otro portal, miré entre el barullo que se aglutinaba en el parquecillo cercano y salí corriendo. Las calles eran muy anchas, había pocos lugares donde esconderse, pero allí no me podía quedar si no quería acabar a la sombra una temporada. Gané unos metros al coche que me seguía. Lo justo para saltar la valla de una urbanización cercana. Tres hombres salieron del coche y comenzaron a correr. Eran corpulentos y por su forma de moverse eran profesionales, probablemente ex militares. Europa del este casi sin duda. El cuarto conducía el coche, un A4 negro que se alejó con MJ. No dejé de correr durante varios kilómetros, intentando doblar cuantas esquinas pude para no habilitar una línea de tiro clara. Nos acercábamos al centro de la ciudad. A lo lejos se oían sirenas, que se acercaban al lugar de la explosión. Doblé la calle J. Bourne, el sudor empapaba ya todo mi cuerpo. Encontré por fin alguien que entraba en un portal a mi paso. Era un hombre joven, con el periódico bajo el brazo y una bolsa de la compra en la otra mano. Lo empujé hacia dentro y lo tiré en medio del portal. El más pequeño de los tres fue el primero en llegar. Le apuntó con el cañón de su pistola y le obligó a abrir la puerta. Yo había ganado, mientras tanto, otros 10 segundos... que se quedarían en nada si no encontraba una salida de este lugar. Llegué al primero. Una patada, dos. En la tercera cedió la puerta. Una vieja atemorizada se escondía en el salón. Busqué la ventana del lado opuesto. Me descolgué y salté. Salí corriendo a la farmacia de enfrente. Los farmacéuticos tienen la costumbre de vivir sobre la farmacia. Habitualmente hay acceso directo. Entré en la rebotica sin mediar palabra. Rompí un par de estanterías para asegurarme de que llamaban a la policía. Hubo suerte. La puerta estaba al fondo y con la llave puesta. Me daba acceso a la vivienda. La farmacia se ubicaba en un bloque enorme de edificios que completaba una manzana. Esta vez salí por la puerta de su casa y subí hacia la azotea. La persecución estaba llamando la atención. Empecé a oír sirenas. Esto me daría algún tiempo extra. No podrían hacer tanto ruido en la persecución a no ser que fuesen de la secreta, y no parecía el caso. Desde la azotea crucé toda la manzana, reventé la puerta de descenso al edificio y cogí tranquilamente el ascensor. Había ganado mucho tiempo, pero aún no estaba hecho. Puede que encontrarlos en el portal de salida donde estalló la bomba no fuese una coincidencia. Me quité la ropa. Podría tener localizadores. Tendrían que estar en la ropa. No podrían ser implantes ni ingeridos. No me había quedado dormido en el tren, no había bebido ni comido nada y no había pasado por un médico desde hacía un año; desde aquel otro tiro que me rozó el hombro. Paré en el primero. Llamé a la puerta. Cuando un tío barrigudo, con barba de dos días en camiseta de tirantes y calzoncillos abrió, di una patada a la puerta. Habría costado más convencerlo de que me dejase pasar y cediese su ropa. Cerré la puerta y juntos esperamos que sucediesen acontecimientos. Llegaron los tres hombres armados al ascensor. Revisaron la ropa y juraron en una lengua eslava. Miraron por el pasillo, pero no se decidieron a tirar ninguna puerta abajo debido a lo cercano de las sirenas. Además, podía estar ya muy lejos de ese edificio.

No fue hasta unas semanas después que encontré la primera pista hacia el paradero de MJ y la identidad de sus nuevos amigos...

martes, julio 17, 2007

Viajecito

El viernes emprendo viaje, un road trip hasta los Alpes por toda la costa francesa. Si hay algún sitio que no puedo dejar de visitar, no dudéis en comunicármelo.

Entre tanto, os confío el devenir de este país durante los días de mi ausencia. Espero encontraros por aquí a la vuelta y si alguno está pensando en hacer aportaciones benéficas o beneficiosas a mi costoso viaje, no tiene más que decirlo.

Ah! para que no os aburráis estos días os propongo un juego: Imaginemos que soy el presentador de un concurso. Hay tres puertas tras las cuales hay sendos regalos. Dos de ellos son una mierda, literal o metafóricamente, como quieras. El tercer regalo es buenísimo (elige, hay barra libre). Tú eres el concursante y eliges una puerta. Yo te muestro que tras otra puerta que yo elijo, no hay regalo y te doy la opción de quedarte con la puerta que has elegido o cambiar. ¿Qué harías?

Canción del bocata


Con diez lonchas por rebanada,
ajos tiernos, y tomate en rama,
no corta el cuchillo, perfora
la barra cual bisturí.

Baje a la tienda a por pan,
por su calvicie, El Pulido,
es por todos conocido
el panadero Fermín.

Un cartel hay en la puerta,
traspaso por fallecimiento,
y yo sin un miserable pimiento,
que buscar en el baúl;

Tengo más hambre que una rata,
no me da ni para una copa,
en una tasca me pondré las botas,
o en casa de Saúl.

Menudo bocata el mío,
sin jamón,
lo veo y me río,
ni choped, ni mortadela
o chorizo de la abuela,
ni siquiera salchichón.

Que es el jamón un tesoro,
de entre todos el mejor manjar,
a este precio lo va a comprar Teodoro,
porque yo me quedo sin cenar.


lunes, julio 16, 2007

Tintín y los negros


Nunca he leído un comic de Tintín. Ni me alegra mi me apena, me deja frío. Pero parece que ha marcado la juventud de mucha gente en generaciones precedentes a la mía. Este reportero creado por Hergé vuelve ahora a la palestra. Quieren quitar de las librerías uno de sus comics "Tintín en el Congo" por su contenido racista. De ello se encarga la Comisión Británica para la Igualdad Racial. Sí, en todas partes cuecen habas, qué os pensabais.

Pues tienen razón. Sí señor. Y sin haberlo leído. Da igual. Quememoslo, por racista, por desigualado, antiparitario, retrógrado y por conservador. Aunque también se me ocurre que podríamos meter en la misma hoguera a esta asociación. Esta claro que entre negro y blancos no hay más diferencias que las obvias, porque de gilipollas anda la cosa pareja.

Puestos a quitar de las estanterías y quemar obscenidades, podríamos quitar los libros de historia, no hacen más que recordar tiempos en los que el buen rollito se aseguraba a mandobles, las civilizaciones se ponían la una a la otra mirando a la Meca en cuanto tenían oportunidad y la paridad era algo que no se llevaba ente los democráticos gobiernos de entre hace 10 y 10000 años. Podríamos quitar los libros de física, porque podrían herir la sensibilidad de ciertas facciones religiosas. Deberíamos quemar la enciclopedia y el diccionario de la RAE, por ese fascista intento de objetividad y su escaso tacto político. Que ardan los libros de medicina, que algunos contradicen las divinas enseñanzas.

Somos así de imbéciles y hasta que no borramos la memoria lo suficiente y quemamos cualquier intento de recuperarla, no nos damos por satisfechos. Preferimos no ver, no entender el por qué, no enseñar a los nuestros a interpretar lo que sucedió en el pasado, los motivos y las gentes que crearon esas obras. Nos zambullimos en lo políticamente correcto, besamos en los morros todo lo que suene a progre, y claro, nada más fashion que la censura.

Ocultemos las ideas que nos incomodan en vez de rebatirlas con argumentos y llegaremos al grado de estupidez que tanto anhelamos. Encontraremos el karma y nos uniremos a nuestros chacras y a la madre que los parió. Y rebuznaremos todos al unísono con laureles y panderetas, meciéndonos en las esencias de nuestra propia necedad.

Vamos, que me apetecía un tema fresquito para la llegada de las calores!

jueves, julio 12, 2007

Pasados los sesenta

Es sábado por la mañana. Entra la luz tenue por la ventana del noreste, aún no llega a amanecer y tu duermes tranquila. Con la respiración serena y no tan silenciosa como antaño. Tus facciones son ahora más arrugadas. Nunca te has hecho mayor, no tuviste tiempo. Había cosas que aprender, lugares que conocer y experiencias que vivir.

Ha pasado más de medio siglo desde que te vi, con los ojos centelleantes, tal vez debido al alcohol, radiante, morena, fresca, sincera. Así es como te veo aún cada mañana.



Ya no somos los mismos, es cierto, pero seguimos como siempre. Tu conservas tus manías, me siguen poniendo nervioso igual, pero ahora disimulo mejor. Yo sigo dejando la ropa arrugada y sucia sobre las sillas. Sigo apreciando objetos viejos, útiles que me ayudaron y los que respeto. Sigo quejándome de los políticos y gruñendo con la televisión. Pero también sigo a tu lado. Es verdad que ya no estoy enamorado. Ya no fluye en mi el veneno que me diste. Ahora es cariño, es respeto, es hábito, pero moriría por ti. Aún te admiro. Éramos dos ases en una misma mano. Supimos perder, a los puntos, para ganarnos al otro.

Hoy sé que seré yo quien te abandone. Levaré anclas con viento de levante, rumbo al sitio donde estaba antes de nacer. No espero nada, sólo un viaje tranquilo. Me dejé muchas cosas por vivir, pero de entre las que hice, algunas merecieron la pena. En casi ninguna tuve más responsabilidad que el mismo azar. Tenerte fue simple fortuna. Nadie se acordará de mi, como mucho habrá un nebuloso recuerdo hasta la segunda generación que nos conducirá al olvido. Da igual; yo lo hice antes con los míos.

Hasta ese día, me despertaré al alba. Te observaré con la primera luz, casi azul. Quiero ver tu pelo caer sobre tus mofletes, tu gesto tranquilo, sincero. Y dormir, luego, un poco más, soñando con mi buena suerte y aquel día en que me miraste por primera vez.

miércoles, julio 11, 2007

Superhéroes

De pequeño creía en los superhéroes con superpoderes. Me gustaba el oficio de salvar el mundo, que quieren que les diga, cada uno tiene sus vicios y depravaciones. Me parecía un trabajo honesto. Seguramente no lo consideraba exactamente con esas palabras. En mi cabeza de niño (nunca he tenido la cabeza pequeña, y hablo estrictamente del diámetro) no cabían muchas opciones. Al que le toca, le toca. Si eres capaz de subirte por las paredes, de volar, si te has caído en la marmita de bebé o si mueves objetos con la mente, lo único sensato que puedes hacer es ponerte un ridículo traje y jugarte los cuartos con el alter ego de turno. El supervillano de la página siguiente.

Con el tiempo, vas olvidando a esos hombres y mujeres que tantas veces salvaron el mundo y te sumerges en esta nuestra realidad. Aquí, en el epílogo de este TBO, los políticos son supervillanos y trincan todo lo que pueden. Ni siquiera llevan antifaz, ni inventan nuevos artefactos malignos para salirse con la suya. Son extremandamente cutres, sin ningún tipo de glamour ni inteligencia. Tienes motes o alias igual que los presidiarios, con cara de puteros, engominados, con las sobaqueras deshidratadas al estilo Camacho y un tufo a ladrillo que espanta. También hay superpolis corruptos, que se meten al bolsillo parte de lo que decomisan para darse un suplemento. Están los supergilipollas adolescentes que tienes que cruzar todos los días en la calle, mientras se dedican a mear en las escaleras del metro, a mirar como si perdonasen la vida o a destrozar las jardineras en mi camino al curro. Aquí un tipo que nace con todos los defectos patrios, Torrente, se convierte en un ídolo de masas idiotas...

Y piensas entonces, en calzarte unos gallumbos rojos o a rayas azules y blancas, tomarte un poco de la poción, quitarte las gafas (importante para no ser reconocido), pasar unos cuantos insectos por los campos de broccoli que cultivan ahora en Chernobyl y comértelos a carrillos llenos. Armarte con una superpistola láser, no sé, algún invento volante, algo que mole de verdad. Y liarte a repartir cera a diestro y siniestro. En plan justicia de la buena. Nada de entro a la cárcel, me río de los gilipollas que cumplen la ley y salgo en dos horas. No. Aquí estoy hablando de soltar las suyas y las del pulpo. Adrenalina a tutiplén, hostias como panes, a manos llenas, "estos simpáticos romanos". Y después, satisfecho, con el deber cumplido y unas gotitas de sudor que te den un toque humano, recibir una ovación de unos ciudadanos felices de que alguien vele por sus principios.

Pero te das cuenta de que eres un panoli, que como mucho parece que vas una fiesta de disfraces, que hasta los críos de 10 años con pendiente y melena con caracolillos se ríen de ti. Las mallas te están dejando los huevos como guisantes. Además, con las prisas y la exaltación, la llamada del deber ha sido demasiado urgente y te has dejado las llaves del piso detro. Tienes que ir con la cabeza gacha, tus invento volante bajo el brazo y la capa entre las piernas a decirle a tu casero que esto no es lo que parece y que si, por favor, te puede abrir. Y es que ese tipo de contingencias nunca aparecen en los comics, ni en las películas americanas, pero aquí, en Iberia, los malvados siempre ganan, los buenos son tontos, imbéciles son los que no han trincado con el ladrillo y los ideales, motivo de mofa y escarnio.

martes, julio 10, 2007

Grin pis

La comunión con la naturaleza. Cuando pienso en las asociaciones ecologistas me imagino una comuna hippie, haciéndose unos canutos de dos palmos y viviendo en comunión con la naturaleza.

Paseando por las abarrotadas y vívidas calles de Leganés, me hallaba intrigado por los carteles y escenarios que estaban montando. Descubrí con sorpresa que se trataba de una asociación ecologista que pretendía concienciar a los inconscientes aborígenes del asfalto. Caminaba rápido intentando esquivar a todo aquel que llevase una carpeta de suscripciones, cuando de repente lo vi. Era un grupo de tres jóvenes ecologistas. Se hallaban sentadas tras un mesa y parecían esperar el inicio de los acontecimientos. Su atuendo era el clásico de los verdes, falta larga y ancha, camiseta de tirantes y colgantes enormes comprados en un chiringuito ambulante. Ya sabéis, rollo madre naturaleza, haz el amor y no la guerra, etc.
Súbitamente, una de ellas miró con pánico hacia atrás. Tras ella un insecto se acercaba. La paya salió por patas gritando y dejando el chiringuito como alma que lleva el diablo. Las otras dos, mantuvieron el tipo como pudieron y aguantaron la compostura ante la adversidad, apretando los dientes y conteniendo el aliento.
Es jodido eso de ser ecologista y de ciudad. Eso de no haber visto un animal más que en la televisión. Manifestarse para salvar la vida de un bicho al que jamás querrás acercarte.

Esta claro que nos estamos cargando el planeta. Hace tiempo que escuché un símil muy bueno en el que se comparaba la Tierra con una nave espacial en la que vamos quemando las puertas, las ventanas y hasta las alas para poder seguir viajando. Pero con este ejército de ecologistas antiinsectos, parece que la credibilidad pierde enteros, no?

domingo, julio 08, 2007

El piropo

Mezcla puramente española, jugador ambiguo entre lo obsceno y lo elegante. Requiebro torero, a medio camino entre la brutalidad y la poesía, pocos elementos de nuestra cultura reflejan tan sinceramente al lo español.

En el piropo se encierran siglos de torpeza rudimentaria en el arte de la seducción. Es el refrán aplicado a la mujer, el verso fácil, el pareado sin rima, la adulación literal y raramente oculta. La lisonja que busca la sonrisa adulada, la puerta de entrada, el regalo para los oídos y la estima ajena.

El piropo se mueve entre la grosería del andamiaje y la gracia más sutil, debiendo aplicarse en función de la persona. Este gesto confirmador del atractivo sexual, inyector de ego, puede ser recibido con sonrisas nerviosas, gestos molestos o pasos acelerados. Por muy negativa que sea la reacción inicial, y si la distancia entre el piropeador y la piropeada es suficiente, casi siempre es recibido como un terrón de azúcar.

El alago más cañí, debe ser articulado con cierto aire chulapo, con lentitud segura, remarcando cada sílaba. La longitud no debe sobrepasar las dos proposiciones simples, es aconsejable una ligera rima que permita su fácil memorización y la distancia entre mujeres aduladas debe ser tal que la anterior no escuche el piropo de la siguiente. Es importante que haya algún obstáculo de por medio, de forma que la mujer no se sienta agredida y debería contener algo más que únicamente la palabra "Ruuuuubia".

Nunca se debe perder la sonrisa mientras se dispara y se debe estar seguro de aguantar la mirada materna y concesiva de la mujer tras este ligero gesto de travesura. Se sabe que llevar un uniforme de cualquier tipo o estar subido en un andamio agiliza la mente y permite un mayor número de piropos-improperios por segundo.

Finalmente, advertir que la analogía con animales rumiantes podría no ser acogida con excesivo entusiasmo, incluso en las poblaciones rurales.

Suerte y practiquen en verano!

viernes, julio 06, 2007

Dos mil quinientos leuros



En mi tierra llaman churumbeles a los hijos. Resulta que lo he buscado en la RAE y es correcto. Bueno, a lo que iba: el gobierno acaba de sacar una ley por la que concede 2500 € por tener un hijo. Unos dicen que ya era hora, otros que han empezado las elecciones y nosotros mirando para otro lado, y los de más allá, que si eso nos va a quitar dinero para la promoción del catalán en Centroáfrica. Que es electoralista, no lo duda nadie, pero bueno, al menos hacen algo para ayudar a las familias, ¿o no?

En realidad, dar 2500 € suena bien, pero no es mucho. Estimo que el gasto antes de tener el bebé son ya esos 2500 euros: la silla, la cuna, el walkie talkie, el babero de gore tex y el pijama ignífugo. Supongo que esa familia de clase media, acuciada por una hipoteca pero con ganas de reproducirse dará la bienvenida a cualquier ayuda, pero este dinero no determinará si tienen o no descendencia.

A mí lo que me preocupa es que estamos en España y aquí somos muy garrulos. Lo que me preocupa es que algún gilipollas, que haberlos haylos, piense en tener un hijo porque le vendrían bien esos leuros. Siendo el país con mayor consumo de coca de la UE, esto le dará a más de uno para unos tiritos o unas partiditas más en el casino.

El problema es, sobre todo, el tipo de incentivo que se está dando a la gente. Algún descerebrado puede empezar a pensar en los hijos en forma de rentabilidad. Sí, ya se que nadie en su sano juicio lo haría, pero seguro que representa un 5% de nuestra población. ¿Qué ocurrirá cuando se den cuenta que mantenerlos cuesta más de 2500 €? ¿Queremos incentivar especialmente a las familias más pobres para que tengan más hijos? es decir, ¿queremos incentivar las desigualdades sociales? ¿le quitaremos el dinero a quien abandone a sus hijos?

Es de esperar que los señores políticos hayan considerado estúpido entregar vales para un carrito, comida de bebé, pañales, libros o el tipo de cosas en las que los padres se gastan el estipendio, pero daría menos votos a un año vista, ¿no?

miércoles, julio 04, 2007

Luz

"Igual que los ojos de las aves nocturnas se ven deslumbradas por el sol, la consideración de nuestro pensamiento se aparta de lo que encierra más luz en sí mismo" Aristóteles 384 - 322 a.C.

lunes, julio 02, 2007

Angustia

La angustia circula por mis venas. Son las 5 de la mañana y no he pegado ojo. Desde que el teléfono sonó anoche, las cosas han cambiado. Es desesperante. He visto salir y ponerse la luna. He caminado por los pasillos una y otra vez, dándole vueltas. Las cosas se han puesto complicadas. No debí hacerlo. Fue sólo un segundo, pero tomé la decisión equivocada. Un segundo, un fogonazo y todo cambia. La llamada era previsible, pero no podía aceptarlo. Cinco años planeando cada detalle, cada uno de los pasos a seguir, teniendo en cuenta todas las posibles combinaciones de acontecimientos menos eso. Nunca debió de estar allí. Cómo iba a pensar que podría estar allí. Esa situación nunca se dio en el pasado, nunca volverá a suceder. Ya no, inevitablemente. No volverá a ocurrir jamás. Pero esa noche se dio. Joder! todas las noches sin dormir, todo el tiempo pasado, revisando, simulando, comprobando y cerciorando una y otra vez. ¿Cuál era la probabilidad de algo así? Una entre un billón. Debí comprar un boleto de lotería. Ja!
Y ahora toca huir, nada de enfrentamientos. Hay que buscar una salida, pero el tiempo apremia, el círculo se está cerrando. Recibí la llamada. Es necesario hacer algo, quedan menos de tres horas para que la huida comience. Hay que respetar el protocolo. Me desespero. Necesito salir de aquí, cambiar las cosas, hacer que todo vuelva ha funcionar. Tengo que salir del sistema, sin alterarlo, sin modificar nada, sin que nadie pueda notar mi paso. No será fácil. Debo esperar el momento oportuno. La televisión no habla de otra cosa, mierda! Mi foto se extiende y el círculo se achica. Me falta aire. No voy a poder aguantarlo.

Quedan cuarenta minutos. El plan está diseñado. Tengo el portátil, los billetes y el pasaporte.

Llaman a la puerta. Nooo. No puedo abrir. Vuelven a llamar, esto pinta mal. No puedo irme aún, no puedo salir, no puede funcionar. Hay que cambiar algo. ¡Van a entrar!

Escena estival

Pasaban las 11 de la noche, era sábado. Las terrazas a reventar y el bullicio propio de los fines de semana de verano: sin playa, sin vacaciones y con hipoteca. Los padres se sientan animosos en conversaciones vacuas con parejas amigas o vecinas, mirando de reojillo a la mesa de al lado, las tapas del vecino y las faldas de las adolescentes que salen de juerga. Unos con mirada sorprendida, otros con gesto displicente y casi todos criticando.

Mientras tanto los pequeños juegan y corretean por la plaza aledaña. La fuente es un polo de poderosa atracción. El agua, el peligro, el resto de niños allí congregados.

La escena me llamó la atención. La fuente estaba vallada, pero era sencillo pasar ese pequeño obstáculo. Un niño se encontraba en la fuente, dentro, sobre un escalón sin pisar el agua. El resto de niños, sobre todo niñas, rodeaban la fuente y lo jaleaban y arengaban para que se metiese en el agua. Todos vestían ropa de boda, el tiempo apremiaba porque las madres, hastiadas ya del dolor de los tacones, de meter barriga y de ver cómo el marido se pasa todo el maldito rato embelesado con la camarera, llegarían con un furioso “Mira como te has puesto de mierda”, o “Para eso me preocupo yo de lavarte la ropa”.

En el fondo todos los niños sabían que debían darse prisa, el que estaba en la fuente porque ya podía oír a sus padres exhortándole para que abandonase el recinto, las niñas de la valla para demostrar que podían manejar al niño y los más pequeños porque estaban contagiados del ambiente imperante. Las niñas gritaban, “No decías que te ibas a meter” y el niño dudaba. Dudaba porque se había hecho el valiente entrando allí, quería impresionar a todas esas chicas, demostrar que él era más, el que se atreve con todo, el rey de la fiesta. Pero tenía miedo a su madre, otra chica, pero no como las demás. Siempre hay una que no es como las demás, esa que tiene una cuota mayor de audiencia. Y en ese momento se sintió doblegado por la responsabilidad, ni p’alante ni p’atrás. El chaval estaba quieto, inmóvil, inerme y así permaneció durante el tiempo suficiente como para que todas esas niñas empezaran a odiar a la futura suegra, fuese cual fuese, porque no les permitiría controlar definitivamente a ese hombre.


sábado, junio 30, 2007

Freakonomics

Volvemos a la sección de crítica literaria si es que alguna vez la tuve. Libro más que recomendable. Steven. D. Levitt es un economista un poco atípico que ha escrito junto a un columnista del NY Times un libro de divulgación económica muy fácil de leer y que aporta una visión de la realidad bastante interesante.

En mi pobre visión del mundo, tengo la impresión de que los economistas se dedican a ponerle nombres a los fenómenos del día a día. No es que ello carezca de mérito, es que no nos hablan de nada que no sepamos. La sensación que eso me provoca es de quedarme a medias (ya me entendéis). Por suerte en este libro no se dedican a nada por el estilo. El pollo este, Levitt, tiene algo de lo que la gente carece, una visión del mundo objetiva. Escucha el mundo desde estadísticas frías y serenas, pero lo cuenta de una forma muy animada. A veces, en el fondo pero no el la forma, me recuerda a “El Alquimista” de Coelho, con el asunto de mirar las señales que hay en el mundo.

Me he quedado con tres ideas tras leerlo:

  • La moral nos dice cómo debería ser el mundo y la economía explica cómo es en realidad.
  • El mundo se mueve por incentivos (un poco vago, ya lo sé, pero tampoco voy a destriparte el libro).
  • No es lo mismo correlación que causalidad.

Las tres ideas son interesantes pero yo me quedo con la última. Los políticos, periodistas y periodistos no sabrán qué significa eso porque lo confunden una vez tras otra. Un ejemplo bastante sencillo. Existe un mayor índice de criminalidad en los lugares donde más prisiones hay.

Solución trivial: reduzcamos el número de cárceles, a menos cárceles, menos criminalidad.

Error: la causa de que haya más cárceles es que hay más criminalidad, si en ese lugar en concreto hubiese menos cárceles, habría todavía más criminalidad pero no podrían encarcelar a los delincuentes.

Aunque démosle una vuelta más al asunto y pongámonos en la piel de un político: Quiero reducir la delincuencia en mi ciudad. Tengo dos opciones, aumento el número de policías, así doy trabajo y me gano la simpatía del electorado (casi todo el mundo prefiere sentirse más seguro y si no, fijaos qué cara se os queda cuando veis vuestro coche con una raya en la carrocería de adelante a atrás u os cruzáis con una pandilla de animales en el cercanías). Pero puede que me haya gastado todo el dinero en algo estúpido y no pueda contratar más personal. Lo que haría entonces sería reducir mi plantilla de policía y decirles a los quedan que reporten los delitos como faltas, que unan todos los crímenes que se han producido en una noche o por una sola persona en uno sólo o que no atienda a las llamadas de asistencia. De esta manera también podría reducir el número de crímenes. Porque al fin y al cabo, un crimen es aquello que en las estadísticas aparece como un crimen.

Y lo mismo podría suceder con las listas de espera, con el IPC y con todo lo que acabe siendo resumido en un dato.

martes, junio 26, 2007

Memo

Esto es un meme (a mí también me parece ridículo el nombre). Joan me ha invitado a seguirlo.
Estas son las reglas, de las cuales cumpliré una parte:

1. Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.

2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.

3. Tienen que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.

4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego".

Ahí va:

1. Soy elitista. A veces, incluso yo estoy fuera de la élite.

2. Necesito descargas de adrenalina, algún riesgo que haga surgir el ingenio o la bestia que llevo dentro, cambios, movimiento.

3. Tengo una memoria de pez y algo más que no recuerdo ahora.

4. Pienso que si no has triunfado antes de los 30 no lo harás, ni yo tampoco. Tic, tac.

5. Huyo de los pesimistas, nostálgicos y los mustios, de los mediocres, los acomplejados e idiotas, de los malintencionados, los paranoicos y sobre todo y ante todo, de los vegetarianos.

6. Tengo una tendencia brutal hacia la procrastinación. Si tuviese un problema motivador o una jefe en la chepa, sería una bestia de trabajar, pero con tiempo por delante...

7. Busco una idea, desde hace mucho tiempo. Escarbo, remuevo, corto y pego pero no llego. Si alguien tiene una buena idea, que me la cuente.

8. Soy un completo minusválido musical, arrítmico, disonante, aberrante y estupefaciente. Incapaz de recordar la letra de las canciones, cantando soy una burla de mi mismo.

9. Tengo mucha suerte, muchísima. No os hacéis idea.

10. Aún no he cerrado la puerta a la magia. Siempre es necesario algo de fe, la justa.

jueves, mayo 17, 2007

¿Por qué tenemos hijos?

Hasta hace no mucho, esta tarde, concretamente, no me había preguntado cuál era la razón por la que tenemos hijos. Esos pequeños animalitos arrugados que nacen de los vientres de nuestras hembras tras infaustos dolores y meses de antojos excusados.
Algún amigo mío argumenta que es una razón egoísta: queremos que nos cuiden cuando seamos mayores. No queremos morir solos. También dice que si lo pensásemos bien no traeríamos hijos al mundo. De hecho --añade--, si nos extinguiésemos, eso que llevaría ganado el mundo.

No puedo quitarle completamente la razón y por suerte, no creo que nadie le vaya a obligar a reproducirse. Sin embargo, es habitual la necesidad de las mujeres, principalmente, y de los hombres por dejar su carga genética aún tras su desaparición.
Prescindiendo incluso del concepto del Creador en el mecanismo (aún desconocido) de creación de la vida, parece innegable que la vida busca su propia perpetuidad. Desde el momento en el que la vida se originó en un ser unicelular, ha necesitado de mecanismos que le permitieran sobrevivir en su entorno y asegurar la continuidad de la vida (de otros seres) incluso tras su propia muerte. Es como si en realidad la vida fuese un ente de un orden superior que se nutre o salta de unos individuos a otros en un proceso de continua búsqueda de la perfección. Perfección entendida como adaptación eficaz y ventajosa respecto a quienes compiten también por sobrevivir. Todo ser vivo se plantea en esta hipótesis como una mera herramienta de la vida y sirve casi exclusivamente al recurrente concepto de Vida.
La Vida, en su intento de perpetuarse y de sobrevivir a los individuos concretos o las especies, establece mecanismos sobre cada individuo y sobre las especies. Los pone a competir entre ellos y les introduce instintos apropiados acompañados de sensaciones placenteras cuando realizan las tareas para las que fueron creados como instancias concretas de un concepto general.
Pero llega el hombre, con su salto evolutivo y la conciencia de sí mismo como individuo. Y se plantea la necesidad de sucumbir a los planes de la vida, al lento, exploratorio y machacón algoritmo genético, al plan de Dios o al plan de Darwin. Todo estaba previsto, el sexo permite a los indivuduos cambiar, crear copias mejoradas de si mismos. La muerte elimina los individuos obsoletos dejando generaciones más aptas (creo que la convergencia ya está demostrada). Pero nosotros, decimos ¡hasta aquí hemos llegado! ¿Por qué vamos a reproducirnos? ¿Qué cojones me importa a mí el plan que tenga la Vida, Dios o la madre del Rey?
Y la única respuesta que se me ocurre es que lo necesitamos. Tanto como comer, respirar o beber. Tanto como aprender para sobrevivir. Estamos programados para ello. Tenemos el instinto, la necesidad y además obtenemos la recompensa momentánea. Y es una necesidad brutal, animal. Necesitamos el sexo (la publicidad vive de ello), pero no sólo eso, necesitamos vernos a nosotros mismos perpetuados. Porque en el núcleo de nuestro programa está implementada la supervivencia junto a la muerte.
Alejarnos de nuestros instintos, del parsimonioso proceso de búsqueda genética nos permite, a veces, adelantar nuestra evolución, pero ¿nos hace más felices?

sábado, febrero 24, 2007

ParenTESIS

Las obligaciones y las necesidades me apremian de tal modo que me impiden hilar siquiera unas miserables palabras con la frecuencia debida. Vayan por delante mis disculpas y mi firme propósito de ser fiel a mi mismo, así que no prometo ni mayor frecuencia ni más calidad sino todo lo contrario. De vez en cuando apareceré, seguro que con ánimo huidizo y criticón, desde esta palestra que tanta impunidad da.
Sólo comentar, por no morderme la lengua y envenenarme, que a Ramoncín y sus secuaces de la cofradía del canon y del lamento, me parecen unos ladrones y a la vista está que sinvergüenzas. He dicho, aunque penda irremisiblemente sobre este blog la espada de Damocles del burofax.

martes, febrero 13, 2007

Caza

Unos días fuera de la urbe, respirando esencias naturales, pisando excrementos animales y esquivando animales salvajes que se cruzan por la carretera no podían llevar a nada bueno. Prueba de ello será esta entrada.

No os pienso decir donde he estado para que no vayáis, sé que sois buena gente, pero no quiero que nadie más vea esos parajes. He cruzado bosques misteriosos y encantados, de la neblina han surgido esquivos ciervos y astutos zorros. Las ardillas cruzaban los caminos acuciadas por los nervios y sólo paraban para echar un vistazo de refilón a los extraños viajeros.

La noche habría el telón del teatro celestial antes de las nueve de la noche y se apelotonaban las estrellas dándose codazos para salir a escena. El silencio reinaba en esos bosques nocturnos y sólo el vivo fluir del agua y algún pajarillo en busca de compañía se superponía al silencio...

Hasta que empezamos a oír tiros, ráfagas cortas, secas y claras de rifles de caza. Allí no buscaban codornices, ni perdices ni otro tipo de aves. El ciervo era la codiciada presa, pero algún zorro desprevenido podría bien caer en las manos de tan nauseabundos humanos en busca de diversión. Hordas de cazadores se disponían en cuadrillas cobardes, armados hasta los dientes y lamentándose de la escasa caza que quedaba. Serán malnacidos, han pensado acaso los miles de años de evolución que han tenido que transcurrir para que animales de ese tamaño y esa belleza lleguen a ser lo son. La lucha que han tenido que mantener con depredadores de todo tipo, la velocidad, oído y reflejos que han tenido que desarrollar para sobrevivir en zonas como nuestra península. Pero ahora poco pueden hacer contra rifles y miras telescópicas. Y se lamentan estos inútiles de que haya poca caza.caza A qué se debe esa escasez más que a vuestro inútil y ocioso exterminio. Os jactáis, idiotas, de los alces cazados en Polonia y Bulgaria, de los osos en Rusia, de los guardias forestales y aduaneros a los que habéis untado para pasar vuestras piezas de la montaña al aeropuerto. Aborrezco vuestra ropita de caza, vuestro calzado impermeable por el que no cala la razón ni la piedad. Aborrezco vuestra gomina y vuestras maneras arrogantes junto a un fusil, vuestro sabuesos carroñeros, vuestros 4x4 destrozamontes y vuestra diversión vacua de sentido y llena de frivolidad. Vosotros que aún pensáis que nos sobran los corzos, que abundan los zorros y los lobos, que no mostráis compasión ni asombro, sois víctimas de vuestra propia animalidad, bestias inmundas, carroñeros, depredadores sádicos, nos hacéis a todos rehenes y víctimas de vuestra falta de escrúpulos.
 

viernes, febrero 09, 2007

Una vida mejor

La publicidad es fascinante. Ingenuo de mí, pensaba: alguien que tiene un buen producto desea darlo a conocer. De este modo, los inteligentes consumidores se convencerán al comparar las ventajas de dicho producto respecto a la competencia.

Sin embargo, son pocos los anuncios que hablan de las ventajas de un producto frente a otros. Pocas empresas tienen narices de entrar en una guerra abierta en la que se pueda comparar su producto con el resto. Me imagino que se debe a que nadie tiene productos que cree mejores que los demás.

Partiendo de esta hipótesis, las opciones que quedan son pocas, pero se encargan de exprimirlas. La primera es dar la brasa impenitentemente hasta que algo nos suene (por algún motivo poco racional eso hace que compremos el producto en vez de quemarlo en una hoguera pública). Otra opción es que nos hagan gracia. Un intento común es el de despiertar nuestros instintos sexuales, véanse todos los anuncios de perfumes, relojes, champús... El tema del sexo está muy relacionado con el de alcanzar una vida mejor. En multitud de anuncios publicitarios se propone de forma directa o indirecta que cierta marca o producto hará cambiar nuestra miserable vida.

¡Hay que joderse! Es sorprendente, por no decir cómico, cómo quieren que asociemos un perfume con tirarnos a la tía más buena del lugar (caso masculino), o ser la más glamourosa de la fiesta (caso femenino). Cómo un coche hará que todo el mundo gire la cabeza. En definitiva, -el éxito social, que nunca serías capaz de conseguir por tu valía personal, lo puedes conseguir con el jersey de la marca X. Piltrafilla, nunca vas a tener estilo (el término clase ya no es políticamente correcto) o estar a la última si no te pones el colgante, el reloj y las zapatillas de Fernando Alonso-.

Hay champús que ¿te producirán un orgasmo? También hay créditos de 3000 euros al 24%, otrora llamado usura. Hay ETTs que te ofrecen el trabajo de tus sueños, me diréis que no es cachondo el tema. El ejército lo venden como una ONG y ahora los bancos quieren ser tu amigo. Serán mamones, ya verás, en cuanto dejes de pagar un mes la hipoteca para la cuál trabajas seis de cada ocho horas vas a tenerlos colgados de la chepa día y noche.
Lo jodido es que además nos creemos todo lo que nos dicen (venden).

miércoles, febrero 07, 2007

Psiquiatras, avestruces y trastornados

Varios diarios relataban la sentencia de un tribunal en un caso cuando menos curioso. Un tipo había liquidado con una hacha y un martillo a su mujer y su suegra. También lo intentó con menor éxito con sus hijos, pero estos se movían más rápido y no pudo darles caza. El verbo no está elegido al azar, ya que el individuo, con 64 primaveras a sus espaldas, adujo ante el juez que les atizó no porque fuesen unas brujas, motivo usual de deseo de defunción de suegras y parientas, sino porque las confundió con avestruces. Al parecer nunca antes le había ocurrido algo semejante, pero esa noche sonámbulo, quiso defenderse del ataque de las avestruces. Llama la atención como la emprendió a hachazos con la suegra y la mujer, y no con los armarios o la ventana. Dado que el individuo estaba dormido, podría haberla emprendido a golpes con cualquier cosa, pero los ronquidos de las ancianas debieron de guiarlo a él hacia sus víctimas y a ellas hacia su inexorable final. Un caso más de avestrucidio paranoico, muy común en el sur español. Las asociaciones defensoras de animales han interpuesto una nueva demanda contra el probado asesino dado que el avestruz es un animal en peligro de extinción. La asociación de suegras “MiHijaSeMereceAlgoMejor”se ha unido a la acusación particular y a los miembros de Greenpeace allí presentes para protestar contra esta forma de violencia familiar de género y dicen que están hartas de ser las malas de la película, que tienen un corazón muy grande y que ya casi no vuelan con las escobas. Mujer y suegra
La defensa, en vista del marrón que se le venía encima como si de un safari se tratase, ha buscado alguien capaz de justificar una excusa idiota a tan infame crimen. El magistrado encargado de la defensa no daba crédito cuando recibió miles de cartas de psicólogos y psiquiatras que decían poder demostrar que a eso le llamaban “trastorno mental transitorio”. Según decían es algo poco frecuente en la vida real pero que sirve de excusa cada vez que un tipo hace una barrabasada que escapa a cualquier sistema ético. Y que ellos, con tal de hacerse un poco de publicidad y aumentar el número de clientes en sus privadas consultas, jurarían por la tumba de su madre que el cazador de avestruces es en realidad un pobre hombre víctima de un rocambolesco trastorno mental y delirio neurótico-esquizofrénico paroxístico y transitorio agudo.
Los supervivientes de la masacre, e hijos del acusado, no daban crédito a lo que oían en el juicio y según testimonios de fuentes cercanas, expresaron su desaprobación con insultos reiterados al psiquiatra y diciendo que en este país, cualquier idiotez si es lo suficientemente grande, se convierte en algo creíble y discutible, en vez de provocar la risa y el escarnio público.
Informó para todos ustedes, alter ego, siempre en el filo de la noticia.

lunes, febrero 05, 2007

La catedral de Palma

Catedral
Hace tiempo que estaba a la expectativa. El motivo era la inauguración de la Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma. Mi afición al gótico me hacía tener ciertas reservas sobre el resultado final, aunque por otro lado me parecía una obra ambiciosa, arriesgada y que podía crear escuela. No hay actualmente demasiadas inversiones por parte de la Iglesia en arte sacro a gran escala. El creciente laicismo en Europa está dejando a la Iglesia un poco tiesa, así que no están para derroches ornamentales. Esto es una excepción y no hay duda de que llama la atención. Sin embargo, el resultado final me temo que es propio de una película de miedo, pero no necesariamente con un sentido peyorativo. Tal vez sea por la iluminación en las fotos que han salido publicadas, o por los elementos ornamentales retratados, pero a mí me recuerda al Señor de los Anillos o a película gótica, es decir, misterio y terror. Básicamente, no me gustaría quedarme encerrado en esa catedral en una noche de tormenta. Es posible que ese sea el efecto buscado, una especie de rememoración apocalíptica con motivos marinos.
CalaverasTambién sería factible que el artista, Miquel Barceló, se la haya metido doblada a la conferencia episcopal o el obispo de Palma o quien quiera que pague la factura, y haya creado el templo de Poseidón en un archipiélago en medio de su mar: el Mediterráneo. Recordemos que Poseidón era el dios griego de los mares, los caballos y provocador de terremotos.Tal vez sean sólo los prejuicios propios de un amante de la simetría y poco acostumbrado a las influencias de Gaudí, pero estando allí estaría esperando que en cualquier momento saliese un tipo con una barba blanca hasta el suelo a punto de realizar un sacrificio humano.

Por otro lado, no dejo de preguntarme qué representarán las calaveras que hay junto a Barceló en la foto. Desde luego, una obra que no pasa desapercibida.
 

viernes, febrero 02, 2007

Ashura

El otro día fue la celebración de la Ashura para los musulmanes chiítas. Conmemoran la muerte del imán Hussein, un nieto de Mahoma Mahoma(pongo la famosa caricatura porque en Europa ha muerto mucha gente para que hoy podamos expresarnos con libertad y ningún fanático gilipollas ni político idiota y talantoso me lo va a prohibir) que consideran el verdadero sucesor (como apenas tuvo hijos!, no te digo nietos). Lo gracioso del tema es que los tíos se los pasan bomba ese día. No hay duda de que sarna con gusto no pica. Se ponen sus chilabas blancas y venga a cortarse la cabeza y la espalda con cuchillas, sables y cuchillos de carnicero. Si te descuidas, te hacen los honores a ti también, porque si le meten unos buenos tajos a los críos, imagínate a tí que eres un maldito infiel y pecador. Os pego unas cuantas imágenes que me asombran.ashura climax 
La necesidad de mortificar la carne para expurgar los pecados no es única de los musulmanes. Aunque ya no es frecuente en la fe católica, lo ha sido durante siglos y aún permanecen algunos reductos como en Filipinas, donde en Semana Santa se crucifican literalmente con clavos y toda la parafernalia. Muchas órdenes religiosas a lo largo de la historia han utilizado el dolor físico como penitencia por los pecados. Ahora ya no se lleva mucho, pero creo que es una buena muestra de en qué estadio de la evolución están los primos del Sur. Está claro que no son todos, y que desde muchos foros del Islam se está en contra de este tipo de celebración (sobre todo desde los suníes y los que piensan que el verdadero sucesor de Mahoma era otro de los tropecientos nietos), pero en nombre del Islam se sigue matando a pedradas a las adúlteras, se amputa el clítoris a las niñas, las mujeres son un cero a la izquierda, no hay libertad de expresión, se instauran dictaduras religiosas y se convence a la gente para que se inmolen. 
Y en nombre de otras muchas cosas, sí también es cierto, pero en el del Islam también.
ashura2 Cada uno tendrá su opinión sobre los cirios y las religiones, pero si hay una religión retrógrada, manipulada y provocadora de odio actualmente creo que es el Islam. Cierto es que Europa era igual hace 5 siglos, pero joder, ya ha llovido desde entonces, al menos a este lado del Mediterráneo. ¡Feliz y sangrienta Ashura!

miércoles, enero 31, 2007

Lo que debiste escribir

Breda
A veces te levantas frente a un teclado con ganas de decir algo. Escudriñas en lo profundo de tus sesos, con ánimo inquisitivo, buscando maneras de expresar estética, mordaz o siquiera graciosamente tus repetitivas ideas.

Pero un día cae en tus manos un libro, o abres tu navegador o te encuentras frente a un texto en el metro y comienzas a leer... En las primeras cinco líneas quedas absorto y ya pueden caer rayos del cielo o pasarte de estación porque de ahí no te piensas mover hasta que termines, por si el hechizo pudiera desaparecer. Algo maldito y encantador de esas líneas te tiene cogido por eso que algunos llaman alma o corazón o los güevos, como dirían tus reduccionistas amigos, y no te permite pestañear. Esos párrafos hablan de ti, de tus miedos, tus inquietudes o la experiencia de tu vida, exponen en palabras duras y sensibles tus sueños y oportunidades perdidas. Te ves desnudo frente a una hoja de papel, encarado a un espejo que lee entre tus líneas. Acabas rendido y emocionado, víctima de la frustración, pensando que tú debiste escribir aquello, que te han robado el alma. Pero sabes que nunca hubieras sido capaz de decirlo así, de inclinar los adjetivos a tu favor con tanta sutileza, de llevarte con absoluta precisión al centro de ti mismo, de emocionarte con lo que dices. Cierras la página con una herida mortal de la que brota envidia y respeto. Has perdido, chaval, eres joven y tendrás otras oportunidades, aunque hoy vuelverás cabizbajo, con la ropa hecha jirones, arrastrando tu espada y marcando así el sendero del fracaso. Aprendiste pronto una lección de humildad, y eso sólo se puede hacer mordiendo el polvo, con el sabor ácido de la derrota. Caíste a manos de un tipo desconocido, de alguien con talento, honesto y capaz. Antes de cuartos de final y sin tocar el balón.

Permaneces con las lágrimas a punto de salir, enjuagando la rabia y la emoción sincera, el honor por los suelos y tu dignidad en un brete. Algún día recogerás el guante y aceptarás el reto. Mas por hoy firmas tu rendición. Ya en paz, entregado, relees la afrenta degustando cada verso de esa prosa y le rindes los honores que merece.

domingo, enero 28, 2007

Carta a Victoria

Admirada Victoria,

Victoria patastengo 19 años y siempre he querido ser como tú. Tan natural, tan digna, tan rica. No son pocos los esfuerzos que he realizado para parecerme a ti. Soy de constitución un poco rellenita así que he tenido que ponerme a dieta. Una chica que conocí en un bar me recomendó la dieta de la cerveza. Es diurética, tiene pocas calorías, nada de grasas ayuda a conciliar le sueño. Son unas 12 cervecitas diarias y cada día estoy más contenta y más delgada. Lo malo es que ya me he caído dos veces por las escaleras al salir de casa. Estoy todo el día con la faja vulkan esa, pero las piernas no se parecen a las patas de avestruz que tienes tú. Vas a tener que pasarme el teléfono del médico ese, ‘celuleitor’ creo que se llamaba.

Me he echado un novio futbolista que se llama Daviz. Juega en segunda regional pero me ha dicho que seguro que ascienden este año. Es muy guapo e igual que Deiviz, también se lía con las relaciones públicas de los bares.

Con unas amigas hemos formado un grupo. Aún no cantamos muy bien, pero le ponemos voluntad, somos las ‘Espais Chinchón’,una dura competencia para ‘Las terremoto de Alcorcón’ o ‘Las supremas de Móstoles’. Victoria y Karl He prohibido el ajo en mi casa y estoy enseñando a mis padres inglés, lo básico para que no me dejen mal: cool, fashion, Lagertfield, Burberries, Carolina Herrera, Harrods y Deiviz. Menos mal que para ser como tú no hace falta aprender más de otro idioma.

Estoy ahorrando para comprarme ropa de marca de la de verdad. Por ahora, los chinos de la esquina le ponen la marca que yo les pido. No me lo tengas muy en cuenta, je, je, aún no sacamos mucho con los conciertos.

Otra cosilla, he buscado unas gafas igual de grandes que las tuyas, pero no las he encontrado ni en Chinchón ni en Madrid. El de la óptica me dijo, muy amablemente, que si quería algo más grande, preguntase en el taller de recambios de automovil por unos cristales tintados. Cuando llegué me dijeron que no les quedaban monturas, que si quería las pedían a Alemania. Otra opción era un casco, pero no sé, hay algo que no me termina de convencer.
Cara de pava
Ahora, entre nosotras, tengo hora con el cirujano. No se lo he dicho aún a mis padres. Menuda sorpresa se van a llevar. Es un peruano muy simpático que tiene la consulta en el octavo. Me ha explicado que no se anuncia demasiado por no se qué tonterías de una licencia. Le he dicho que quería unas tetas de aspecto natural como las tuyas. Dice que tendremos que usar titanio y tirantes interiores hasta la clavícula. Y que ni se me ocurra dormir boca abajo, que me puedo partir 3 costillas.

Bueno Vicky, te mando unos besos muy cool, ciao

mua, mua

sábado, enero 27, 2007

Los 15 minutos del café

Me hacen gracia los antidisturbios cuando los veo en la tele. En el fondo me dan un poco de pena, pero me hacen gracia. Son los pringadillos que ponen en primera línea de fuego a aguantar las embestidas de masas furibundas de hinchas radicales de fútbol, anarkistas okupas o sindicalistas de los astilleros de Jerez.

Antes un policía rezumaba autoridad, y como te pusieras chulo sacaban la porra y de endiñaban dos hostias antes de decir predicado, pero ahora… es cierto que parece que los antidisturbios arrean, pero yo diría que es más lo que dicen los medios. Si a un antidisturbios le queman la jeta con un cocktail molotov, los periolistas se callan como putas, pero ay del picoleto que suelte dos porrazos de más, lo cuelgan del palo mayor. Y es que el tema es jodido, los políticos (esos mequetrefes, ladrones y embusteros sin ideología mayor que el bricodinero y la foto fácil) te sueltan a controlar mareas de joputas encabronados, borrachos sedientos de zapatiesta antes de un partido de fútbol. A defender autobuses de paletos vestidos de Armani que ganan en 90 minutos más de lo que trincarás en toda tu maldita vida y además tienes el convencimiento de que alguna te llevarás, y si te pillan sólo en un portal de darán las del pulpo. Si luego tienes huevos de salir y repartir un poco de estopa, el político de turno, el que te mandó allí saldrá pidiendo tu cabeza en nombre del consenso, el talante, la pluralidad y sus votantes mojigatos y meapilas; y diciendo que los chicos son jóvenes y que no éstos son otros tiempos.

Pero es que la vida es perra, y arrieros somos y en el camino nos encontraremos y la venganza se sirve en plato frío, etc. Y llega un día que te mandan custodiar al político de turno, que va a soltar su perorata y hacerse unas fotos, y la gente está hasta los mismísimos porque se han enterado de que el pollo hace horas extras con constructores y a ti no hace más que subirte los impuestos y no tienes para llegar a fin de mes. cafeTotal que el ambiente está tenso y sabes que se va a repartir candela, porque llevas tiempo en esto y conoces el percal. Que habrá para todos, vaya. Y en una de estas que empiezan a llover galletas y tú que tienes que proteger al pollo, ese que te dejó sin sueldo dos meses, ese que justificó a los que te pusieron la cara como un puzzle, piensas ¿y si me tomo los 15 minutos del café?

jueves, enero 25, 2007

El cambio

 Me asomé por la ventana tocando con mi frente el vidrio. Se empañó al contacto con mi piel y el vapor de mi respiración. La gente caminaba maquinalmente excepto el viejo regente del bar de la esquina que, sentado tras la barra, observaba la televisión con paciencia infinita ante la ausencia de clientela. Era un tipo huesudo, con unas entradas que se adentraron hace ya años hasta la coronilla. De su juventud le quedaba una ostentosa cicatriz en la cara, las patillas y la certeza de haberla malgastado. No era un hombre ni bueno ni malo, era un hombre que nunca había hecho nada. Fumaba tabaco negro y tenía las cuerdas vocales tan quemadas como la cafetera de su local. Todas las mañanas le echaba un vistazo y recordaba por qué decidí dar aquel giro a mi vida. Me acercaba como una locomotora a la treintena y crecía en mí la impaciencia por el éxito. No estaba dispuesto a derrochar mi vida en borracheras banales viendo partidos de fútbol, ni iba a dejar a los bancos cogerme por los huevos con una maldita hipoteca a cincuenta años. No iba a tragar con unos intereses subiendo y suplicando al director de la agencia que me diese una moratoria en el pago. Lentamente, en el duermevela de la juventud, me fui dando cuenta de que la sociedad no había cambiado desde los macacos de los que descendíamos. Seguía habiendo la misma estructura de poder piramidal. Había dominadores y esclavos, y desde que me convencí de aquello tuve muy claro de qué lado iba a estar aunque me costase la vida.
Durante los pocos meses que estuve trabajando honradamente desde aquella revelación me dediqué a explotar todos mis conocimientos y contactos en busca de información útil para alcanzar un éxito rápido. Graciosamente, todas las posibilidades que comprendí factibles rayaban o traspasaban ostensiblemente el umbral de lo legal. Cuanto más trasgredían el límite, más rentables me parecían. Si tenía una cualidad era mi ingenio y las ganas de aprender, así que me instruí en cuantos aspectos pensé que podrían resultarme útiles. Estudié química de explosivos, aprendí a manejar un arma con soltura, me puse más en forma, repasé mis conocimientos sobre telecomunicaciones y me informé del funcionamiento de seguridad tanto informática como humana en algunas empresas y bancos. No me fue difícil, pues exploté las buenas relaciones que mantenía con mis compañeros de la Escuela de Ingenieros. Al principio no tenía ningún plan ideado, ninguna idea concreta sobre lo que iba a realizar, pero tenía claro que me iba a divertir. Era emocionante. Siempre me habían gustado los deportes de aventura y ello me había convertido en un buen conocedor de técnicas de escalada, rafting, vuelo en parapente y buceo. Seguro que podía explotar todo ese conocimiento de alguna manera. Sólo era cuestión de tiempo que encontrase el modo de llegar a lo más alto. Pensaba que era el más listo, que podría conseguir cuanto me propusiese. Me sentía tan fuerte que me creía indestructible. La ambición y el ego se hicieron compañeros inseparables durante algunos meses. Era el mejor momento, el de mayor creatividad. Había visto decenas de películas y leído pilas de libros sobre robos, espionaje, criminales y ladrones de guante blanco. Un frío 29 de febrero caminando por el Retiro resolví echar la moneda al viento. Entonces pensaba que la suerte era sólo una ridícula forma de hablar de la probabilidad. Entonces no sabía demasiado, ni siquiera de mí mismo.

martes, enero 23, 2007

Latin Arconcón

Dice el alcalde de la localidad y la delegada de gobierno que esto los incidentes que han reunido a más de 400 jóvenes de Alcorcón son incidentes aislados. También dice que eso pasa cualquier día en Madrid y que no son incidentes entre bandas. He aquí una prueba irrefutable de la vocación mentirosa y demagógica de los políticos. Si dicen que no hay bandas mienten. Si hay bandas en la comunidad de Madrid, que sí que las hay, están en el Sur. En realidad lo que dicen es que la policía no tiene constancia de bandas en el sur, que es tanto como decir que en la policía son tontos y como somos políticos escurrimos el bulto, que viene siendo lo que sabemos hacer.
Armas incautadas Decir que es un incidente aislado cuando se reúnen 400 jóvenes en una tangana
desproporcionada, me recuerda a los incidentes en Francia el año pasado donde ardieron un buen número de vehículos. Según se comenta por aquí, unos grupos de sudamericanos habían decidido sacarse unos ingresos extras pidiendo un canon por el uso de las pistas (al más puro estilo Ramoncín). Parece que más de un sureño no estaba de acuerdo con la política impositiva de ultramar y ha decidido efectuar una reducción en los tipos de interés. Finalmente el que ha pagado ha sido un pobre chico que estaba dando un paseo con su novia y al que le han aplicado hasta seis punciones con objeto afilado, usualmente conocido como navaja, por aquello de la inflación.

Lo que no sabían los “latin” es que se topaban con los tipos de sur, aficionados al barro y las refriegas como pocos. Viendo el percal, esto puede acabar como el rosario de la Aurora, sobre todo porque los incidentes se pueden extender por todos los pueblos adyacentes.

El PSOE en la Comunidad de Madrid quiere legalizar a los “Latin King” como una asociación cultural. Gallardón se negó diciendo que había demasiados con antecedentes; vamos, que eran unos criminales. Lo cierto es que si los tienes legalizados, están inscritos y localizables, y eso ayuda a controlarlos. Por otro lado, estas asociaciones chupan del bote común, y eso era lo que nos faltaba.

Si leemos la prensa, se nota que hay tensión. Los medios son como siempre, sensacionalistas, pero leed los comentarios. Visto lo visto, me temo que las cosas no van a acabar aquí. Y seguro que el que pague el pato será el que menos culpa tenga.

Me pregunto en qué cojones están pensando alguien cuando sale a la calle con una navaja, catana, o bate de béisbol ¿por qué deja la policía que haya tantas armas blancas rondando por la calle? Y que no me diga la delegada de gobierno que no las hay, que la saco yo de marcha por mi barrio.

domingo, enero 21, 2007

Pausa

Amanecía según el despertador y la bruma arañaba la ventana con su tono gris azulado. Los cristales retumbaban en resonancia con la frecuencia de los humeantes autobuses. Estos cargaban trabajadores provenientes de las zonas del sur que despertaron antes de mi amanecer. La habitación no estaba como la dejé por la noche. Había hecho frío esa madrugada y el hueco de la persiana filtraba el rocío y el contaminado aire exterior. El cuarto había menguado ligeramente, era casi inapreciable por un espectador poco acostumbrado, pero venía sucediendo desde hacía algún tiempo. Habían aparecido nuevas grietas debido a este efecto y todo crujía por las noches. La puerta encajaba mal en su marco y ya no la podía cerrar. El casero amenazaba de nuevo con echarme, —un mes más sin pagar y llamo a la policía—dijo. Sabía que no era cierto, aunque no podía permitirme el lujo de ser reconocido por la policía.

El despertador sonaba nuevamente, estremeciendo e irritando mi ánimo decaído entre el tedio y la pereza. Enchufé la radio sin recordar que su único dial conectaba con las interferencias. Conecté el portátil con manchas de café a la wireless de algún vecino incauto al que esnifé la clave hace unos días.

Aún en calzoncillos cogí mi arma bajo la cama y la miré con curiosidad. Juraría que ayer pesaba más. Perdía valor, estaba perdiendo la serenidad y eso me volvía débil.

El día no comenzaba bien, contaba ya 17 días desde que tu cajón quedara vacío y el miedo me embargase. Solía ser un tipo valiente, frío, analítico, pero ahora estaba sólo. Tan sólo como nunca deseé estar.

No te lo reprocho. Viste que el negocio flojeaba. Desde el último golpe, habían pasado casi seis meses y debíamos permanecer con un perfil bajo, salir de la circulación durante unos meses, hasta que se calmasen las aguas. Ese maldito coronel Beltrán andaba pisándonos los talones. Se había convertido en algo personal y ambos sabíamos que en este tablero no habría sitio para los dos, pero aún restaba mucha partida.
 

sábado, enero 20, 2007

Consejo audiovisual monoparental

La Junta de Andalucía suele dejar perplejo a más de uno con su audacia y progresismo. Además de apuntarse a todos los carros y carras, los políticos y políticas regionales no tienen límite a la hora de ponerse en ridículo. La última tiene que ver con las conclusiones del Consejo Audiovisual andalú sobre la publicidad infantil.

Quede dicho de antemano que nuestros tiernos infantes tendrían que ser tratados con especial cuidado, pero otra cosa es tratarlos como idiotas y otra distinta es pensar que los demás también lo somos.

Extraigo algún párrafo de la noticia recogida por El País porque no tienen desperdicio:

Los anuncios de televisión destinados a los niños son "sexistas, socialmente conservadores, e incitan al consumo”

“La publicidad infantil no se ha adaptado a los cambios sociales. No aparecen los nuevos modelos de familia que han surgido en nuestra sociedad. No vemos familias monoparentales y tampoco aparece la diversidad étnica y cultural que han traído los inmigrantes. Todos los actores son blancos. En un 8% encontramos actores de otras razas, pero como nota de color", subrayó María Luisa Pérez.

El estudio revela también que los anuncios dirigidos a los niños son "enormemente sexistas". El 35,4% de la muestra estudiada presenta estereotipos femeninos y el 31% masculinos. Los juguetes de acción y los vehículos se dirigen sólo a niños en un 47% y un 76%, respectivamente. Y Las muñecas y los accesorios se dirigen sólo a las niñas en un 93% de los anuncios. "La publicidad más sexista es la más producida y la más emitida", recordó.

La publicidad, según el estudio, difunde el estereotipo femenino de mujer "dependiente, cálida, sensible, pacífica, sumisa y poco autónoma frente al estereotipo masculino de hombre activo, fuerte, decidido, independiente, responsable y violento".

Además, el 26% realiza presentaciones equívocas del producto. Esto, dijo Pérez, "provoca frustración al niño cuando comprueba que su juguete no tiene nada que ver con el que ha visto en la tele". El informe también destaca que el 53% de los anuncios incluyen sobreimpresiones "inadecuados e ilegibles".


Tiene razón la Marilu. Seguro que ya creíais que me iba a meter con ella. Cuántas veces habremos visto un anuncio, yo recuerdo el barco pirata de Playmobil, en el que aquello parecía un portaviones tamaño real y luego se quedaba el asunto en nada. También el Alfanova o algo así, con el que pensaba hacer cuencos y vasos para toda la familia y luego era una mierda de rueca de plástico y te ponías perdido.

Y del resto de agudezas de la Marilu, ¿qué me decís? Para mi la mejor es la de que los anuncios incitan al consumo. Yo me parto. Que no mujer, que las empresas que anuncian sus productos son ONGs sin ánimo de lucro.

Y luego seguimos con la gilipollez de querer que los nenes jueguen con muñecas y las nenas con arcos y pistolas. ¡Venga mujer! Me parece que tú debes de estar en una de esas familias monoparentales pero sin hijos, porque si no, verías que desde que nacen ya son psicológicamente diferentes, en media. Los niños nacen con un cerebro cableado y tienen ya unos gustos determinados. Tú dejas a dos niños solos es un cuarto pequeño y a los cinco minutos están haciendo el burro y dándose golpes. Sí somos así de burros. Dejas a dos niñas y se ponen a hablar y a organizar a los niños. Es una jodienda, Marilu, pero los niños no saben de progresismo ni conservadurismo. Además, tienen mucha energía y agresividad. Y tienen que gastarla y eliminarla jugando, y más les vale que aprendan a desviar su agresividad hacia juegos y deportes que lo permitan porque si no, agárrate.

La tía no se había despachado suficientemente a gusto, así(n) que quiere que el empresario de los juguetes ponga a familias monoparentales jugando con el niño, o ponga parejas homosexuales con el niño. ¿Qué porcentaje de la población representa? ¿A quién quiere vender su producto el fabricante? Digo yo que ya sabrá él a quién le va a vender el producto, y si lo quisiera vender a los niños negros, lo llenaría de negros. Y si lo quisiera vender a los hijastros de parejas homosexuales monoparentales y transexuales, pues lo pondría. En su defecto, pondrá el grupo social mayoritario o el que le salga de los santos cojones, que para eso paga el espacio. Porque si se metiese con algún grupo social, aún; pero Marilu, ¡que no agreden a nadie!
Reality Show
Eso sí, luego llenarán las cadenas de cotilleos, fútbol, sensacionalismo y mierda en 20 pulgadas y no dirá esta boca es mía, la Marilu, porque los niños tienen que crecer sabiendo la importancia de tener 5 minutos de gloria en la tele por haberse tirado al primo de un conocido de un famoso (o famosa, no me vayan a decir que soy sexista).

jueves, enero 18, 2007

Ilusión democrática

Con la muerte de Franco y tras una época de dudas y Tejeromanejes, valentía de algunos y ganas de avanzar y consenso de los más iniciamos un periodo del que, al parecer, nos sentimos especialmente orgullosos: la Transición. Por lo que se lee en el extranjero hemos sido un ejemplo para gran parte de países por nuestro cambio moderado, no violento y culminado en lo que hoy llamamos democracia. No son pocos los países sudamericanos que han mirado nuestro ejemplo con anhelo y esperanza de tener en sus patrias una transición como la nuestra hacia formas de gobierno más transparentes, por decirlo de alguna manera.

Pues ahora llego yo y digo que tenemos una mierda de democracia. Sí, como suena. Me diréis que las hay peores y que nos podemos dar con un canto en los dientes. Vale, tenéis parte de razón. Pero esto es francamente mejorable.

No voy a entrar (demasiado) en valorar un sistema que permite y casi apoya la corrupción institucional vía las consejerías de urbanismo. Un sistema dirigido por mediocres y acomplejados. No, no voy a soltar el discursito de siempre.

Me centraré en dos aspectos que me parecen fundamentales y sangrantes. El primero es la ley electoral. Nuestro actual sistema de elección de representantes en la Cámara Baja (que es donde cuenta, porque lo que hace el Senado no vale más que para mantener a unos cuantos políticos chupasueldos ) permite que partidos con una escasamente votados mangoneen todo lo posible y más en el devenir de España. Un partido como Izquierda Unida tiene más votos en total que cualquiera de los nacionalistas pero tiene muchos menos escaños (tampoco creo que votar  a IU nos convenga especialemte). Una pequeña parte de la población está superrepresentada frente a una parte mayor que está infrarrepresentada. Además coincide con que las minorías nacionalistas son las que menos se preocupan por el bienestar de todo el estado.

Por ahora sólo hay dos partidos políticos con aspiraciones presidenciales. El resto de los que tienen un número de escaños significativo son nacionalistas. Apenas surgen partidos políticos con vocación nacional debido a este sistema electoral. Esto hace que las alternativas sean nulas. Los dos grandes partidos acumulan poder y representantes sin solución. Por supuesto, esta ley sólo la pueden modificar en consenso entre ellos, pero como lo último que les conviene a ambos es que surjan nuevos bloques y nuevas ideas es algo que no plantearán nunca.

Esto enlaza con la segunda idea. Debido a la mínima variedad de opciones políticas que tenemos a la hora de votar nos encontramos en una encrucijada. O votas a un partido mayoritario tipo PP, PSOE, o a uno nacionalista o votas en blanco. Si votas en blanco, gracias al maravilloso sistema electoral, se lo acabas dando al que menos le falte para obtener un escaño. Vamos, que no hay manera de decir que no estás de acuerdo con ninguno de los partidos políticos más que no votando. Pero si no votas, se reparten el bacalao igual, así que poco arreglamos. A veces, pocas, podemos estar de acuerdo con alguna de las ideas de un partido. Ni de lejos con todas. Pero tenemos que morir al palo y votar a ese partido con el que en el fondo no nos sentimos representados. ¿Sería tan difícil votar 20 puntos fundamentales de la política además de unos representantes? El esfuerzo lo tenemos que hacer menos de una vez al año. Si el formato fuese claro, en menos de una mañana nos leeríamos las propuestas de los partidos y votaríamos políticas, no personas, que en el fondo es lo que queremos, ¿no? Pero las campañas no van por esos derroteros. Se suelen dedicar a ensalzar la imagen de su candidato y jamás a hablar sobre su programa.

¿Por qué no invertir en un sistema seguro de voto electrónico? La tecnología lo permite ¿Por qué no fomentar la participación ciudadana en las leyes y políticas concretas? ¿No deberíamos pasar de los políticos y constituirnos en asociaciones que hagan algo realmente útil? ¿A alguien le suena aún algo parecido a que los políticos desempeñan un servicio público?