jueves, diciembre 28, 2006

La espada de Damocles

Este temible título que da nombre al blog es una leyenda recogida por Cicerón. Al parecer Damocles era un pollo muy pelota. El tío, ya en el siglo IV a.C. estaba todo el día diciendo: "Dionisio, Dionisio, qué grande eres y qué fiestas montas y qué mujeres tan bellas hay en tus banquetes y qué poco te huelen los pies, etc" y "Cómo me gustaría a mí tener tanta pasta y poder como tienes tú" (lo pongo en cursiva porque son extractos literales de la obra Tusculanae Disputationes). El tal Dionisio II, un Siciliano de pro, estaba hasta los webs del Damocles éste: "Menudo tío brasas, es peor que un grano en el culo". Y no le faltaba razón. Así que, muy hábil él, le dijo: "A ver, tú, el de la cara de alelado que no para de zampar, ¡Ven aquí!". Allí fue Damocles, con un muslo de faisán en el bolsillo, y se llevó la sorpresa de su vida. Al día siguiente ocuparía el lugar de Dionisio en el banquete. Menuda suerte, pensó el pollo y no pegó ojo en toda la noche pensando en la moza a la que le iba a guiñar el ojo, los filetes de ñu que se iba a meter al cinto y lo que se iba a guardar en el tupper para comer la semana siguiente.
Se celebró el banquete y Damocles se puso las botas. Comió y bebió a placer, pero al final, cuando le entró la modorra después de comer y se echó en el sofá (cuando echan los Simpsons en la tele), vio que tenía, pendiendo sobre su cabeza, una espada colgando de un pelo de crin de caballo. Casi le da un soponcio, "pa'berme matao", declaró. Y dijo a Dionisio: "Mira, Dioni, que mejor te dejo este sofá a ti, que para mi almorrana es mejor el cojín anatómico que me ha recetado el alquimista".

La moraleja que nos quiso contar el bueno de Cicerón con esta historia es clara: Más vale banquete en una silla que sandwich en un sofá cama. Bueno, también puede que me haya cargado un poco de más el carajillo.

miércoles, diciembre 27, 2006

Una de políticos

De los políticos el más leal es un rufián. Ninguno sabe lo que significa honestidad.
El buen político es charlatán, amigo de la mentira, embustero y holgazán. Ni el honor ni la vergüenza entran en su cabeza. El cargo público engorda su botín y usa pantalones con bolsillos sin fin.
El político de carrera es un trepa por naturaleza, un pelota, una rastrera comadreja. Reniega de la consejería de cultura como si fuera una maldición, y abraza al urbanismo con las manos abiertas y los ojos llenos de ambición. A Roca lo tienen en un altar y es su guía espiritual. Amigo de constructores, les cobra buenas comisiones, pero como todos hinchan la saca, a la fuerza se callan. Comen como gorrinos, del cerdo tienen las hechuras y se mueven con soltura entre toda esa basura. Su buche no encuentra final. Beben hasta vomitar y con el dinero común iluminan los clubes de la Junquera a Gibraltar. Y de coca, un tirito antes de cada sermón, que hay que estar a tope para la ocasión.
El político nacional, del bien común nunca oyó palabra y la escuela, ni pisarla. Mataría por una foto y por una portada, es experto en hablar y no decir nada. Idiomas no conoce ni falta que le hace, para trincar un buen jornal no hace falta estudiar. Expropiar y recalificar son palabras que le hacen gozar. Por el voto de las minorías, a su madre prostituiría. No sabe lo que significa dimisión, y si las cosas van mal pide una comisión. La cara tiene de hormigón y las espaldas como un camión. Cuando alcanza el poder, lo abraza con fervor religioso, jura y promete y cuanto toca envilece. Su ley es el cohecho y de problemas no sabe nada. Cobra al contado y cuando toca apoquinar, hincha el trapo y rola a escapar. Pide moderación cuando aparece en televisión, pero el muy cabrón qué bien vive a costa de la recaudación.

martes, diciembre 26, 2006

El verdadero sentido de la Navidad


Me siento rodeado, estoy en un centro comercial. En realidad estoy rodeado; de gente hambrienta de compras. Sus ojos inyectados en sangre buscan el último perfume, el último juguete o el último regalo. Sé que pasarían por encima de mí sin dudarlo, sin mirar atrás. Saben perfectamente lo que quieren: cualquier cosa. Tienen que volver con las manos repletas de bolsas brillantes y la satisfacción del deber cumplido. Llevan a sus hijos tirándoles del brazo, con prisas por llegar a ninguna parte. Los prestan a cualquier longaniza con barba revestida de rojo y pasada de mazapanes. Las luces lo decían ya a finales de noviembre, y las luces no mienten. La televisión también lo dice y la televisión no miente: es Navidad. ¡Compren! Ya pagarán en marzo, pero compren. La economía de nuestra nación (cada uno la suya, que la gente es muy susceptible, sisplau) está en nuestras manos, ¿acaso no somos unos patriotas? Dejemos que nuestros hijos los críe el centro comercial, dejemos que la televisión engulla su alma. Ya pagaremos en Marzo.
Papa Noel
Vayamos y compremos, y vaya si pagaremos. Vendamos lo que sobra: el alma, la abuela, los libros, etc. Compremos. ¿Y qué mejor que comprar televisiones? Podríamos comprar televisiones que nos digan qué comprar después. También nos dirán qué es la Navidad. La Navidad son villancicos y compras. Un barbudo cabrón de rojo en cada esquina pasado de hormonas lanzando piropos de órdago a las hembras. El maldito sentido de la Navidad. Os quejabais de la Iglesia y ahora adoráis un becerro dorado. ¿Aún sabes por qué coño tienes fiesta en Navidad? ¿Cuándo tuviste tu última idea? Sal a la calle y verás de lo que estoy hablando.

viernes, diciembre 22, 2006

Aprende euskara!

Autobus quemado


 Los borroquillas vascos son entrañables. Más que ninguno los chicos de la gasolina. Qué gente tan acogedora. Que llega el invierno y tienes frío, pues ellos queman un autobús. Porque sí, porque ellos lo valen y porque es lo que mola en esa zona del país. Ese maldito autobús!


Iba provocando el muy cabrón, tan alargado. Un autobús articulado, hay que ser malaje para llevar tantas ruedas e ir todo el día fanfarroneando por el centro de la ciudad. Que no somos violentos, joder, no os enteráis!. Esto se llama proceso de paz. Además, son los malditos autobuses, si parece que los hacen inflamables a posta, arden con cualquier cosa. Un par de cócteles molotov y mira como se ponen: incendiadoak!
Y es paradójico, el autobús llevaba una inscripción, mitad en español, ese lenguaje de los salvajes, y la otro mitad en vasco, ¡la hostia!. Yo no sé leer muy bien, pero mi colega me dijo que ponía algo así como “aprende vasco”. Y por ahí no paso, no señor. Faltaría más.¿ Van a venir esas gentes extranjeras a aprender vasco? No, no. Los que somos de aquí de verdad no queremos que aprendan el dialecto, no podríamos joderles cuando preguntan en español y les respondemos en vasco.
Soy un poco borroquilla, pero a mí lo que me gusta es llevar la txapela, aunque me dice mi amigo el gasolineroak que hay que llevar greñas. Vivo en Mondragón y aquí somos todos muy de pueblo, tenemos ovejas, vacas y mucho prado. El producto estrella en el supermercadoak son las bombas (este mes hay oferta 3x2) y los cócteles molotov. Son como petardos pero a lo vasco, ya me entendéis. Si es que en el extranjero son todos unos maricas. Aquí para divertirnos quemamos lo que podemos, si hay alguno del PP pues lo incendiamos también, joder!, qué para eso están!.
El otro día, a unos amiguetes casi les trincan unos gendarmes franceses, menos mal que llevaban unos revólveres que mangaron hace un tiempo en Francia. Esos cabrones franchutes no se han enterado de que ahora no nos pueden detener, que estamos en pleno proceso de paz.
Cuando lo pienso me entran unas ganas de pegarles cuatro tiros a esos putos fascistas!, que se me salen las bilis, la hostia! Si es que son todos unos fachas, joder! Menos mal que soy un tío que no se altera, yo a lo mío, este sábado a quemar un par de autobuses para seguir con el proceso de paz y todos contentos. Esos fascistas, mira que han estado a punto de joder el proceso!... Ay! si no fuera por nosotros los borroquillas.


Paisaje urbano

Los chicos duros de mi barrio tienen coches enormes cargados de ruido, y lo demuestran arrancando con prisa, haciendo chirriar las ruedas sobre el asfalto en las madrugadas sin luna. Los chicos duros de mi barrio tienen el futuro en el abismo, y su Dios vive en el infierno. Pero ellos no lo saben ni les importa. Mientras sus coches hagan rugir la noche y puedan ocultarse tras sus gafas de sol, nada les importará mucho.

Mi barrio es un barrio de obreros, gente de espaldas rotas y ojos cansados que llevan años alimentando las fauces sin alma de la gran ciudad, mientras son aplastados en cada revolución inventada por la burguesía para vivir mejor. Gente temerosa de Dios y del patrón. La mano de obra barata, la que siempre sobra.

Nadie aquí se ha hecho nunca grandes preguntas, quizás porque las respuestas siempre son las mismas: esto ha sido siempre así, y tampoco es tan difícil vivir de rodillas.

Me asomo a la ventana con un refresco entre las manos que justifica mi insomnio. Allá, a lo lejos, arden las luces de la gran ciudad. Y allí estarás tú, seguramente durmiendo, y me gustaría pensar que sola, aunque sé que es mentira. Me acuerdo ahora de todo aquello, de las tardes en el parque de tu barrio dando de comer a los patos, de tu risa y tu mirada, comprendo entonces lo mucho que ha cambiado mi vida en todo este tiempo. Nuevos actores, un extraño decorado, y un tipo al que no conozco que grita acción desde la alturas, mientras todos nos movemos entusiasmados como si de verdad hubiese un premio al final del arco iris.

Sé que me estoy moviendo, pero no sé hacia donde. Aunque eso no importaba mucho �¿verdad? Siempre decías que lo importante era moverse, no quedarse quieto. La verdad es que aunque no te lo dijese, nunca tuve mucha fe en esas palabras. Los epilépticos se mueven, los peces muertos al ser arrastrados por la corriente, y toda esa gente que camina sin saber donde, también se mueven, y eso no quiere decir una mierda. Nos movemos porque nos aterra el vacío implícito en quedarnos quietos.

Unos pisos más abajo los vecinos comienzan su ritual de gritos y reproches. Miro el reloj con una sonrisa. Esta vez han empezado antes. Luego vendrán las lágrimas y los portazos, poniendo música a este paisaje urbano que formamos mi soledad, tu ausencia, los coches que rasgan la noche con sus luces de neón, y el sol luchando por abrirse paso en el horizonte con su eterna promesa de un mañana mejor. Vete a la mierda.

Esta entrada es obra  de un amigo: B.Saint

jueves, diciembre 21, 2006

Te das cuen, qué viene el Buenafuen!

Es bajito el cachondo y tiene acento catalán. Y es gracioso. Veréis, estuve ayer en el programa. Fui sin pretensiones, esperando ver el monólogo y escabullirme después. Al principio, lo típico: aplaudís mucho, os reís cuando diga, etc. Aquí acabó lo predecible. Me lo pasé pipa. Buenafuente, el tipo que hace del Neng y el de Santi Clima son unos cracks. Tienen un guión para no perderse pero no hacen más que improvisar, al tío que muestra el guión en pantalla lo vuelven loco porque no hacen ni caso. Además lo graban todo del tirón.

Me tocaba las narices reírme cuando me dijera el regidor o como se haga llamar. Pero acabé riéndome durante todo el programa. Hay que tener una jeta impresionante para ponerse a hacer el payaso así de bien delante de 700 personas y hacerte reír. Y lo bordan.

Llevaba un año sin ver su programa y creo que seguiré sin verlo, pero ayer me reí a gusto. Tela con el Buenafuente, menudo figura.

miércoles, diciembre 20, 2006

Calendarios

Llega la navidad y unos se ponen tristes, otros contentos y alguno se pone filántropo. También muchos se ponen en pelotas para hacer un calendario. Todos aquellas feministas reprimidas que ponían el grito en el cielo cuando entraban en un taller mecánico adornado con una playmate con gorro de Papá Noël, ven ahora superprogre salir en un calendario, o mejor aún, que salga el bombero de turno. Y las entiendo, es normal, ahora ya hay calendarios con hombres. Permitidme, por tanto, que rompa una lanza en favor de todos esos mecánicos, camioneros, electricistas y obreros de la construcción que durante años han abierto el camino del progreso y no se dejaron amedrentar en su día por comentarios facinerosos y ultraconservadores y que han mantenido sus principios, en forma de siliconosas rubias, por encima de todo. Desde aquí mi homenaje a todos esos amantes de la superlatividad de las formas, del tinte fácil, de la ropa escasa . A los quiosqueros confidentes, a todos esos fondos de cajón o altos del armario que albergaron fotos de hermosas mujeres. Porque ellos abrieron el camino que ahora seguimos todos, el camino del progreso, de la desnudez.

Algunos, tímidos aún, disfrazan sus desnudas apariciones en almanaques bajo el escudo de una causa justa. ¿Y que hay más justo que el reconocimiento popular de los atributos particulares? ¿Qué más justo que la recaudación para un viaje a Cuba o la extra de Navidad?

Sirva este texto como tributo a Playboy, a Pirelli y a tantos y tantos luchadores por el progresismo, la libertad y la pluralidad; porque nunca cejaron en su empeño y de ellos es la victoria. Amén.

lunes, diciembre 18, 2006

El rata, el avaro y el miserable

 Mandan los cánones, desde L’avare de Molière hasta el Buscón Don Pablos de Quevedo, que cualquiera que porte de forma continuada una pluma o un teclado debe hablar sobre el avaro. Seguro que muchos lo han intentado, algún imbecil arrogante e iletrado como yo y otros como Quevedo, con palabras más punzantes que su daga.

El rata, el avaro y el miserable, amigos los tres, caminan  juntos, como caballos del Apocalipsis. Intercambian sus virtudes, cual trilero un garbanzo... Pero ¿qué estoy haciendo? estos no son ya los tiempos de Quevedo, ya no nos batimos en duelo a espada ni navaja (bueno, en Madrid sí, pero es que somos muy clásicos). Ya no atan los miserables sus pantalones con cuerdas, que ahora todos somos muy dignos y vemos la televisión. El que más y el que menos lleva su ropita de marca, sus piercings y mastica chicle mientras habla.

Y las cosas cambian, oigan (es que he estado leyendo a Reverte y tenía que decir lo de oigan), pero no mucho. Y si antes había tascas de medio pelo donde los forasteros salían a empellones con los bolsillos aligerados, un recuerdo en el culo y las gracias; ahora, más pudientes, sí que se le va a hacer, abundan las cadenas de bares, donde ponen música y nos creemos que somos gente con clase. También allí van los tres tacaños, que por ratas no nos privaremos, ni penurias pasaremos. Y mientras pasan el rato, no se hacen ni caso, porque hablan y no oyen. Son viejos jugadores, estudian al adversario y cada cual busca una excusa para cargarle el muerto de la receta al compadre. El de la Hermandad del puño cerrado dice haber pagado las últimas. El mezquino, cuando la cuenta asoma, siente oportuna indisposición y el tercer roñoso siempre recibe una llamada al móvil. A veces no tienen cambio y otras olvidaron su cartera. Otras veces no quieren nada y beben del vaso de todos. Suele ser el avaro un tipo delgado y ojeroso, agarrado pero vicioso y siempre dispuesto a tomarse algo a tu cuenta. Experto en las artes de la indignación, cuando lo debido se le reclama, y con frecuente cambios de humor, pues pronta es su recuperación cuando una nueva ronda aparece de las sacas ajenas. Siempre se va antes de tiempo y no pasa a saludar hasta que la ración ha llegado. A sus ojos todos son amigos, prolijo en abrazos y locuaz como pocos. Sobrio al pedir pero voraz al tomar. Proclive al peloteo y experto en amagar con el dinero a la hora de apoquinar. En los botes siempre es abstemio y en los bares siempre saca la cartera cuando el prójimo ya se despide del billete. Entiende las deudas como favores. Lo prestado lo toma por regalo y lo agradece con devoción, buscando siempre la no devolución.  
Vaya, un tipo que piensa que ser moroso es profesión.


sábado, diciembre 16, 2006

El mismo tren

Se estremecían las curvadas vías ante la llegada del tren. Una luz parpadeaba y los cuatro ocupantes del andén se distribuían, alejándose, entre las oquedades del túnel. Llegó puntual un tren gris cargado de personas grises y blanquecinas, con semblantes serios o adormecidos. No había niños, nunca los había. Me preguntaba mañana tras mañana cuál era el motivo para tomar ese tren, a dónde llevaría. Nunca conseguí llegar a la última estación. Durante el trayecto las tristes figuras de los viajeros comenzaban a desmoronarse formando puzzles imposibles en el suelo. Las paredes del tren se comprimían como un pulmón al que le han cerrado la boca y se unían dejando tan sólo un pequeño hueco bajo los asientos. El traqueteo no cambiaba de ritmo. Cuando llegaba a la siguiente estación, las puertas se abrían y cerraban como mandíbulas. Sentía un miedo violento y fugaz estremecer mi piel…

Me volví a quedar dormido en el metro. Levanté la vista y vi desaparecer en la lejanía mi estación. No quedaba nadie en mi vagón. Un pequeño cartel colgaba de la puerta del maquinista, era el nombre del tren y rezaba algo como “monotonía”. Me pareció que ese tren nunca cambió de velocidad y que siempre pasaban las mismas vigas en los mismos túneles, los mismos días…

Volví a despertar. El libro que leía había resbalado de mis manos y mi parada, el fin de línea, estaba a punto de llegar.

Era el primer tren de la mañana.  Yo conducía el tren. Me entregaba de nuevo a las aterciopeladas fauces de la monotonía.

viernes, diciembre 15, 2006

Día de los Derechos Humanos

Supongo que todos estamos un poco hasta el gorro de oír las desgracias del mundo. Por ejemplo, los telediarios son básicamente crónicas de sucesos, guerras, catástrofes naturales y política. El espacio dedicado a las cosas agradables de este mundo es casi nulo y tampoco es que todo esté tan mal como lo pintan los telediarios.
Sin embargo, el día de los derechos humanos parece un buen momento para la reflexión. En su día, cuando se elaboraron los derechos humanos, hubo una fuerte discusión acerca de si debían incluirse también los deberes humanos. Finalmente no fue así, y es posible que haya sido un error. Pero una declaración como esta es muy difícil que sea modificada, al igual que ocurre con las constituciones de los países. En general, el esfuerzo que supone elaborar un texto de tanta trascendencia, hace imposible que se modifique. Casi todos los textos de tal calado se han creado después de una situación de crisis (La declaración de Derechos Humanos nación en 1948, 3 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial). Somos así de tontos, así de imbéciles. Necesitamos una guerra para darnos cuenta de las ventajas de la paz. Pero en época de no guerra, nos dedicamos a magnificar las diferencias entre ricos y pobres; y a chuparle la sangre a aquellos que no pueden (por ahora) revelarse.
La mayor parte de la humanidad vive en un lugar donde no se respetan los derechos humanos y es posible que nosotros mismos estemos ayudando a ello cuando compramos determinada marca o tratamos como gente de segunda clase a algún inmigrante. Nuestras pequeñas actitudes, adoptadas por nuestros estados, se convierten en grandes problemas para la humanidad, pero podrían resolverse con un poco menos de avaricia y un poco más de amabilidad.

jueves, diciembre 14, 2006

Arquetipo del sur de Madrid

Madrid, por debajo del Vallecas Viejo hasta Aranjuez es una tierra estéril, donde sólo florecen macarrillas de medio pelo, malotes y fracasados escolares con abolengo generacional.

El típico malote de Leganés y alrededores se cortó un día el pelo como Fernando Torres y se lo ha dejado así: rapado a los lados, greñas por detrás y abundante mierda por doquier. Nunca usa gafas, incluso si padece una miopía de rinoceronte, es alérgico a los zapatos y debe llevar, si quiere ganar prestigio entre la tribu, un pantalón de chándal, unas zapatillas de marca, una cazadora con publicidad y una navaja en el bolsillo. Son recomendables varios piercings, pero uno estará localizado en la ceja y tiene un coeficiente intelectual rallando el “border line”. En su familia no les preocupa la situación de su infante porque tampoco han ido a la escuela. Su madre se levanta a las 6 de la mañana para limpiar retretes en unas oficinas del centro de Madrid y su padre, con problemas de hígado debido a las borracheras cada vez más frecuentes, titubea en los andamios de la obra. Una vez fueron solicitados en el colegio para hablarles de las faltas de su progenie. Entre los tres miembros de la familia sacudieron al profesor y le advirtieron lo que sucedería volvía a hablar mal del Yonatan. Ahora es el héroe del colegio y el modelo a seguir por sus compañeros.

El Yonatan se trajina a la Puri, sus amigas la llaman puti, que se ha trajinado antes a todos los miembros de la pandilla y con 16 años ha tenido ya dos abortos. La lleva en la moto y si el Jonathan se enfada le zumba un puño a la Puri, los dos están acostumbrados a verlo en casa y se entienden así. El Yoni es eyaculador precoz, así que la Puri está un poco más tranquila que con los otros miembros de la pandilla, aunque a veces eso es motivo de enfado del Yoni y le zumba una hostia. La Puri no sabe lo que es un orgasmo, tampoco un condón, suele tener la boca muy grande, la frente muy estrecha y la falda muy corta.

Las frases preferidas del Yoni son: “ej que”, “tronco” y “tú que miras!”, de hecho no tiene más. Cuando se ha metido suficientes pastillas a veces logra vocalizar palabras nuevas como moto, peluco, pipa y puta. Piensa que los libros son muy divertidos porque sirven para zumbar a sus compañeros de clase.

Sus lugares de ocio son muchos: la cubierta y la salida de su colegio, donde atraca a los chavales que van a su clase, que ya los conoce y tiene más confianza.

Con 16 ya está dejando las drogas blandas y probando mejores “colocaciones”. Dice que el sistema es una mierda, aunque no sabe qué significa esa palabra ni a qué se refiere. No quiere viajar porque dice que no hay nada como Leganés y es posible que consiga vivir sin llegar a ver el mar, igual que su padre.

Sueña con robar lo suficiente para comprarse un utilitario de mierda y gastarse 10 veces más en tunearlo bien. Tiene muy claro lo que significa triunfar y sin duda lo está consiguiendo, si consigue romperle la nariz a otro empollón, será el más guay del insti de los últimos cuarenta años… lástima que todos sepan que es eyaculador precoz y que la Puti se trajina a toda la pandilla, pero eso no es muy importante.

miércoles, diciembre 13, 2006

El aqua que nos queda

Leía ayer que Solbes quiere hacer que el agua sea más cara, añadir al coste de transporte, el de limpieza y de saneamiento para que retorne en las mismas condiciones que se toma. Pues me parece perfecto incluso si salgo perjudicado porque aquí sólo valoramos algo cuando hay que pagar por ello.

El hecho de que sea un recurso cada vez más limitado hace que tengamos que empezar a pensar en administrarlo con cautela. Tal vez no podamos construir megaurbanizaciones de lujo en medio del desierto, con piscinas y campos de golf. Tal vez no podamos darnos duchas eternas o tener jardines llenos de plantas de regadío. Es posible que haya que obligar con más firmeza a las empresas a limpiar todos los vertidos que expulsan a nuestro ríos ...

De cualquier manera, parece que la tendencia actual va a convertir el agua en un recurso más caro que el petróleo en unas decenas de años en todo el mundo. Y la comparativa con el petróleo no es casual. Resulta que junto a grandes acuíferos se suelen encontrar grandes yacimientos de petróleo.

Ya es casualidad, además, que el único país con bases militares permanentes en el extranjero (que yo sepa), EEUU, las tiene ubicadas cerca de lugares geoestratégicos y grandes yacimientos de recursos naturales.

Os pego unos mapas que he encontrado de América Latina con la distribución de los grandes recursos hídricos, yacimientos petrolíferos y la disposición de las bases militares yankees... para que saquéis vuestras propias conclusiones



Por otro lado, y simplemente por lanzar una hipótesis acerca de la política global en el próximo siglo, vigilemos los mayores acuíferos del mundo:

* Acuífero de Areniscas de Nubia con un volumen de 75 mil millones de metros cúbicos. (Entre Egipto y Sudán)
*Acuífero del Norte del Sahara con un volumen de 60 mil millones de metros cúbicos.
*Sistema acuífero Guaraní con un volumen de 37 mil millones de metros cúbicos. (Norte de Argentina, Uruguay, etc).
*Gran Cuenca Artesiana con un volumen de 20 mil millones de metros cúbicos.(Australia)
*Acuífero Altas Planicies con un volumen de 15 mil millones de metros cúbicos.(EEUU)
*Acuífero del Norte de China con un volumen de 5 mil millones de metros cúbicos.

Tal vez los próximos conflictos vayan en la dirección de estos lugares. Si tuviese que apostar por el primero en caer, parece que Sudán es el más sencillo.

lunes, diciembre 11, 2006

Sucedió en Madrid

 No estoy muy seguro de que el programa de Telemadrid con el título de este post siga en antena. Era una emisión en la que se contaban todo tipo de historias truculentas sucedidas en Madrid, casi siempre en los barrios marginales y que a veces olían un poco a guión y otras a maniobra gubernamental para asustar a las viejas en busca de votos.
Esa era al menos mi opinión sobre el programita. Sin embargo, recientes sucesos observados en primera persona han provocado un cambio de opinión.
Ayer, con un renovado aire ecológico, decidí dejar mi cochecito aparcado y coger el transporte público, un tren de cercanías del sur de Madrid y los hechos son los que narro a continuación:
Una mujer de unos 30 años y origen caribeño estaba sentada en el vagón junto a la puerta. Cuatro macarrillas de unos 20 años y con la pinta del típico malote del extrarradio madrileño se suben al vagón y empiezan a molestar a todo el mundo. Dos paradas después se bajan y una vez en el andén reparan en la mujer antes mencionada. La insultan y hacen como que le van a robar el bolso. A la segunda o tercera ocasión la mujer suelta un manotazo y las puertas comienzan a cerrarse para que el tren arranque de nuevo. Los cuatro impiden que la puerta se cierre y suben al vagón insultando y escupiendo a la mujer.
En ese momento, ante la pasividad y miedo general, se levantó un chico de unos 25 años, corpulento y 1m80. Dos personas más lo siguieron detrás de él. El chico se interpuso entre la mujer y los 4 que empezaron a amenazarlo. Uno de los macarras tenía continuamente la mano en el bolsillo sujetando o simulando sujetar una navaja. Tras unos segundos, eternos, de tensión, llegó el conductor del tren o el revisor para desbloquear la puerta y los macarras se fueron intentando acusar al chico.
La mujer insultada y escupida NO le dio las gracias al chico que la defendió.

La gente no está preparada para los conflictos, y menos para los un tipo violento. Vivimos en una sociedad en la que nos hemos dado unas normas para que todos podamos convivir. A los políticos y filósofos de postín se les llena la boca hablando de lo que hay que hacer para que no sucedan situaciones como la antes mencionada: educación, planes de ayuda social, etc. Pero ellos no cogen todos los días el transporte público o viven en barrios de mierda, llenos de delincuentes. ¿Y qué ocurre cuando esto sucede? ¿Qué ocurre cuando hay una situación injusta como la anterior? Posibilidades hay muchas, he aquí unas cuantas:

- Si el chico no se levanta, después de escupirla podrían haber pegado a la mujer ante la pasividad del vagón.
- Si el macarra saca la navaja y se la clava al chico, las consecuencias podrían haber sido graves y los macarras habrían huído ante la cobardía general.
- Si en una pelea el chico esquiva la navaja y rompe un brazo o la nariz a algún macarra, seguro que va a juicio y además tiene que indemnizar al macarra.
- La posibilidad que casi todos fantaseaban: esto no está ocurriendo, no va conmigo, que pase rápido y luego diremos lo difícil que está la vida.

En mi opinión, el vagón entero tendría que haber rugido contra esos macarras, haberles dado dos hostias y tirarlos al andén, si es posible con una costilla o un brazo roto cada uno. Sé que suena duro, pero ¿no empieza a ser el momento de que seamos un poco menos cobardes y de que nos pongamos de parte de las víctimas reales y no de los criminales? ¿Qué me decís de la actitud de la mujer? La situación era clara, las pruebas a la vista de todos y el pueblo soberano. ¿Qué tendría que haber hecho la gente?
Me interesa vuestra opinión.

domingo, diciembre 10, 2006

Queremos ser tu banco

Hace unos años, cuando aún era joven e inexperto, una bonita sonrisa me convenció para que me abriese una cuenta en el Santander. Con un ingreso de 30 euros me llevé hasta una sudadera color rojo publicidad. Desde entonces hasta hoy no he vuelto a hacer ningún ingreso, pero a veces he tenido que recurrir a esos 30 € en momentos de crisis. Mi saldo actual, vergüenza me da, son 8,60 €. Así las cosas, y debido a la martilleante campaña publicitaria y de captación de clientes de tan aborrecible banco, recibo un par de llamadas mensuales diciendo que me han concedido una tarjeta de crédito. ¡Pero no habéis visto que soy el peor cliente que habéis tenido jamás! Les he pedido amable y groseramente que me borren de la dichosa lista de llamadas, les he dejado el móvil descolgado sin hacerles caso para que se gasten el dinero, me he hecho pasar por otra persona, pero al gremio de sudamericanas a quien el Santander contrata estos servicios nada les afecta. Tienen una tenacidad y una paciencia sin límites, aguantan mis exabruptos telefónicos como un árbol los orines caninos, y siempre, siempre, vuelven a llamar.

Esto es una aviso a todos los que tengan una cuenta en el Santander: no hay nada que hacer, repito, es inutil, no hay nada que hacer: D. xxxx, ¡Felicidades, acabamos de concederle una tarjeta de crédito!

viernes, diciembre 08, 2006

Abuelos: organización en la sombra

No hay duda de que cumplir años no es tarea fácil. Y tener más de 70 nunca fue ni sencillo ni inmediato. Sin embargo, tener más de 70 puede ser una consecuencia del tiempo o una profesión. ¿Qué? Sí una profesión. Tras un exhaustivo análisis de este colectivo he descubierto un buen número de ellos que son profesionales de la jubilación, de la vejez y del anualismo. Atención porque este es un documento inédito y de investigación que destapará las maniobras y organización de este secreto grupo.

El abuelo profesional es cascarrabias, tiene una salud de hierro pero siempre se está quejando de sus dolencias. Se levanta tempranísimo, nadie sabe por qué (yo sí). A primera hora, mientras la familia duerme, la red de abuelos planifica milimétricamente el día y se pone en contacto con el resto de abuelos del vecindario. Poco después del amanecer, se puede observar a los primeros miembros de esta organización salir a las calles, sin rumbo aparente. Acechan la llegada del camión de reparto y zas! Cogen el primer periódico gratuito de la mañana. Gratis es el leitmotiv que mueve a esta organización. Son capaces de hacer colas durante horas para obtener algo gratis y que además carezca de valor. De hecho, son profesionales de las colas.

Cuando se encuentran dos miembros de la organización en la vía pública aprovechan para transmitirse mensajes cifrados del estilo de: “qué pasa Aurelio!”, “vengo del médico y me ha dado otras pastillas”, “la ciática me está atacando”, “la parienta se cayó el otro día y se ha roto la cadera”, “la tensión un poco alta, pero bien, tirando”…

Otras organizaciones les pagan para hacer bulto y molestar. Frecuentan supermercados y grandes almacenes, pero sin duda son especialistas en el pequeño supermercado, el que sólo tiene una cajera y donde pueden obstruir convenientemente el tráfico. Los pueden reconocer porque bajan al supermercado una media de 5 veces al día, nunca gastan más de 3 euros en cada operación de blanqueo del dinero de la jubilación (para no llamar la atención). Conocen a todos los trabajadores del local e intentan por todos los medios mantener una conversación con ellos. Generalmente es siempre la misma, 5 veces al día, 6 días a la semana.

Pero el día en el que se frotan las manos es el sábado. Una marabunta de trabajadores se levanta hambrienta en busca de víveres en el supermercado más cercano. Los abuelos, sabedores de esta necesidad, bloquean los pasillos del recinto con carros cruzados y alambradas de cestas. Apostan a sus mejores hombres, los más gordos, en los pasillos más estrechos. Entretienen a los empleados de los puestos de carne y quesos con todo tipo de preguntas sobre la procedencia, calidad, composición y comentarios acerca del producto que no van a comprar. A veces se alían con sus nietos, los reconocerán por ser individuos bajitos y que suelen portar artilugios peligrosos como espadas, bicicletas y bolsas de gominolas. Su especialidad es tirar productos delante de ti y mirarte con cara acusadora.

Sin duda el punto álgido se encuentra en la cola para pagar. Reconocen a los más débiles (jóvenes de entre15 y 25 años) e intentar colarse haciendo como si no te hubiesen visto. ¡Es imposible que no me hayas visto! Piensas tú. Pero ellos se intercalan haciendo como si mirasen algo de la estantería. Si les dices algo, primero te harán creer que padecen de sordera. Si insistes, se girarán con la agilidad de un hipopótamo, haciéndote sentir como si les estuvieses rompiendo la espalda por el esfuerzo. Después te mirarán como el que ve un extraterrestre y no dirán nada, como si hablases un idioma que no comprenden. Si tienes ánimo y valor para insistir, saldrán con que esta juventud ya no tiene consideración y blablabla a un todo no suficientemente alto como para ser el objetivo de las miradas acusadoras del resto de la cola del super. Acabarás dándole las gracias a la señora por haberse colado y ayudándole a meter las cosas en la bolsa.

Propongo que se legisle para proteger a los individuos de bien de esta peligrosa organización. Están en todos los ecosistemas, pero son especialmente peligrosos en la ciudad. Tengan los ojos bien abiertos y protéjanse.

martes, diciembre 05, 2006

Ponte a prueba

Venía en mi coche, después de cenar con un amiguete que ha venido a visitarme y tenía puesta EuropaFM. De las ondas hertzianas ha surgido un programa de sexo, para variar. Este es del tipo, qué enrollados somos! No nos cortamos un pelo cuando hablamos! El no va más para quinceañeros. Los locutores son 2 chicos y una chica, ella va de haberlo probado todo y saberlo todo de sexo: parece una inútil que no se comía un colín hasta que se puso las tetas de plástico. Los otros dos se dedican a leer las parafilias de la gente que escribe al programa (hace un tiempo pensaría que las escribían ellos mismos pero ahora estoy convencido de que la gente se siente orgullosa de contar lo que le gusta que su novia se cague en la almohada. Sí, lo he oído hoy mismo) y la tía, autodenominada Venus, se dedica a decir que mucha gente lo hace. Cada vez que alguno de los talentosos locutores habla de una parafilia (zoofilia, coprofilia, necrofilia…) la tía espeta que es una práctica habitual. ¿Pero qué coño sabrá la tipa esa? Por muchos tipos que se haya trajinado o por muy guarrilla que quiera aparentar para subir la audiencia, qué narices sabrá cuanta gente tiene esas prácticas sexuales. Desde luego en la biografía de la web del programa no aparece nada que haga pensar que sabe de lo que habla.

Pero el plato fuerte de los 10 minutos que he aguantado el programa ha sido una supuesta mujer que llamaba desde Valencia. Decía que hace 25 años había sufrido maltrato psicológico por parte de su pareja, que le tiraba huesos de pollo en la playa, que abusaba de ella y que aguantaron un año. Pero ella tenía una fuerza sobrehumana cuando se enfadaba. Un día estaban con el coche metido en la arena, él empezó a insultarla, ella se enfadó, se bajó del coche y lo arrastró hasta el camino más cercano fuera de la arena (¡No me lo puedo ni de creé!). Otro día, en casa de los padres de él, el chico intentó abusar de ella, pero ésta se enfadó y le dio la “paliza de su vida” según ha narrado. Los locutores, por supuesto, han dicho que el tipo se merecía que le dieran dos hostias (más todas las que ella le dio), pero que ellos están en contra de la violencia, pero que de todas formas están bien dadas, pero que nosotros no fomentamos la violencia, no. La coprofagía, bueno, pero la violencia no.

La mujer (a partir de ahora Hulk), dice que su pareja actual también la maltrata.

Me parece todo tan surrealista que me parto la caja. La tía contando sus maltratos y a la vez diciendo que le ha pegado la paliza de su vida a su novio. Los locutores intercalando comentarios de los oyentes en los que cuentan todo tipo de desviaciones (sí, hacérselo con un perro es una desviación, ya sé que sólo hace daño al perro, pero es una desviación) y la otra diciendo que es una práctica muy habitual. ¿Cuál? La zoofilia, la coprofagia, los malos tratos, que una mujer arrastre un coche varios metros por la arena con un novio maltratador en su interior o qué exactamente.

Ni Almodóvar soñaría con un argumento como el que puede conseguir en 30 minutos de este enrollado programa.

domingo, diciembre 03, 2006

Doble cero con licencia para matar

¡Qué buena película! Criticadme si queréis por venderme al olor a dinero de las grandes superproducciones. Pero esta película es muy buena, es entretenida, está llena de fantasía, de acción y chicas Bond.

Cuando voy al cine quiero divertirme, asumo que tendré que aguantar al pesado de detrás tosiendo como si fuese a escupir los bronquios de un momento a otro, a los de delante dándose el lotazo, a unos críos comentando la película y tirando palomitas y a un tipo que no hace más que abrir ruidosas bolsas de plástico. Además, cuando vas a ver a Bond, te tienes que tragar una buena ristra de publicidad de bebidas, relojes y coches. Todo eso lo puedo aguantar e incluso soy capaz de obviarlo… si la película lo vale.

Con el agente 007 te lo pasas bien, lo ves subir por andamios a toda pastilla, saltar de una grúa a otra, amar y odiar, destrozar embajadas, pelear con malos malísimos y todo a un ritmo desenfrenado. No te da tiempo a pestañear. Cuando crees que todo ha acabado, aún hay más. No os llevéis a chicas con las uñas largas, os pueden hacer picadillo el brazo, dos horas de tensión y aventuras. Y lo bueno de esta película es que te puedes creer (con un poco de imaginación) lo que sucede, es un personaje mucho más creíble que el soso de Pierce Brosnan, tiene más gancho, es más duro pero más sentimental. La chica es menos guapa pero más atractiva que otras y tienen diálogos de seducción como los que todos hemos soñado tener.

Pero lo mejor de todo es que sales del cine creyéndote un 007 durante un rato; hasta que llegas al parking y ves tu querido pero viejo Saxo soltar humo como para dar al traste con el protocolo de Kyoto y comprendes que lo único que tienes de doble cero es el saldo de tu cuenta corriente.

viernes, diciembre 01, 2006

Ritual de apareamiento

Siempre he odiado la típica frase de las películas americanas en la que dicen: “hay dos clases de hombres, los que ... y los que ....” . Sustituye los puntos suspensivos por cualquier tipo de clasificador estúpido y tendrás el hilo argumental del telefilme de Antena 3 de los sábados por la tarde.
Para contradecirme y quedar como un tipo sin criterio voy a hacer eso mismo, voy a establecer una división taxonómica: “hay dos clases de hombres el sábado noche, los que salen en busca de carne y los que ya no salen en busca de carne”. Si se hiciese un reportaje en la noche madrileña, se vería más biodiversidad que en el Amazonas. El alcohol es un catalizador de los instintos y cuando este veneno entra en el torrente sanguíneo del macho común, la fiera empieza a despertarse. Las conversaciones pasan de lo intranscendente a lo necesario: mujeres. Dependiendo de la proporción etílica en sangre los objetivos se pueden duplicar o triplicar, pero el buen cazador sabe focalizar su nariz roja y mirada brillante en el rival más débil: la gacela enferma o aislada de la manada. Esa chica que está sola mientras su amiga se mete un buen filete con el primer pintas que le ha hecho caso esa noche.

En este momento comienza el ritual de apareamiento. La hembra observa con discreción y mueve levemente las caderas simulando bailar. El macho se acerca entre empujones, ante la atenta mirada de otros congéneres, y tropezando con su propia torpeza. La camisa blanca desabrochada hasta el estómago, un lateral dentro del pantalón y el otro fuera, apestando a perfume de marca, humo y cubata. Tras la aproximación física llega el tanteo del terreno. El macho hace un arrítmico intento de baile en el que alarga sus extremidades intentando anular la distancia con el objetivo. La arritmia llega en este momento a su clímax, ya que es preciso establecer contacto verbal y bailar a la vez. El sorteo está a punto de producirse y él lo sabe. Decide que es mejor decantarlo a su favor y decide desatar su verborrea monodireccional con perlas como: “Rubia, no he dejado de mirarte (las tetas) desde que has llegao“, “Jamona, yo sí que te iba a apretar y no esos vaqueros que llevas”. Por algún desconcertante motivo, tan vehemente alarde de virtudes y entusiasmo no provoca el efecto deseado; es momento de pasar al ataque.

En lo posible, sitúa a la víctima entre la barra y la columna, de modo que las posibilidades de huída disminuyan. Lo siguiente es un movimiento descoordinado y brusco en busca del éxito que tantas veces le ha sido negado y ... que esta vez tampoco consiguió.

Una muesca más en la pistola de fogueo.