martes, febrero 13, 2007

Caza

Unos días fuera de la urbe, respirando esencias naturales, pisando excrementos animales y esquivando animales salvajes que se cruzan por la carretera no podían llevar a nada bueno. Prueba de ello será esta entrada.

No os pienso decir donde he estado para que no vayáis, sé que sois buena gente, pero no quiero que nadie más vea esos parajes. He cruzado bosques misteriosos y encantados, de la neblina han surgido esquivos ciervos y astutos zorros. Las ardillas cruzaban los caminos acuciadas por los nervios y sólo paraban para echar un vistazo de refilón a los extraños viajeros.

La noche habría el telón del teatro celestial antes de las nueve de la noche y se apelotonaban las estrellas dándose codazos para salir a escena. El silencio reinaba en esos bosques nocturnos y sólo el vivo fluir del agua y algún pajarillo en busca de compañía se superponía al silencio...

Hasta que empezamos a oír tiros, ráfagas cortas, secas y claras de rifles de caza. Allí no buscaban codornices, ni perdices ni otro tipo de aves. El ciervo era la codiciada presa, pero algún zorro desprevenido podría bien caer en las manos de tan nauseabundos humanos en busca de diversión. Hordas de cazadores se disponían en cuadrillas cobardes, armados hasta los dientes y lamentándose de la escasa caza que quedaba. Serán malnacidos, han pensado acaso los miles de años de evolución que han tenido que transcurrir para que animales de ese tamaño y esa belleza lleguen a ser lo son. La lucha que han tenido que mantener con depredadores de todo tipo, la velocidad, oído y reflejos que han tenido que desarrollar para sobrevivir en zonas como nuestra península. Pero ahora poco pueden hacer contra rifles y miras telescópicas. Y se lamentan estos inútiles de que haya poca caza.caza A qué se debe esa escasez más que a vuestro inútil y ocioso exterminio. Os jactáis, idiotas, de los alces cazados en Polonia y Bulgaria, de los osos en Rusia, de los guardias forestales y aduaneros a los que habéis untado para pasar vuestras piezas de la montaña al aeropuerto. Aborrezco vuestra ropita de caza, vuestro calzado impermeable por el que no cala la razón ni la piedad. Aborrezco vuestra gomina y vuestras maneras arrogantes junto a un fusil, vuestro sabuesos carroñeros, vuestros 4x4 destrozamontes y vuestra diversión vacua de sentido y llena de frivolidad. Vosotros que aún pensáis que nos sobran los corzos, que abundan los zorros y los lobos, que no mostráis compasión ni asombro, sois víctimas de vuestra propia animalidad, bestias inmundas, carroñeros, depredadores sádicos, nos hacéis a todos rehenes y víctimas de vuestra falta de escrúpulos.
 

1 comentario:

e-catarsis dijo...

Lo que hay es poco cerebro y mucha estupidez pero que se puede esperar de la gente que tiene como diversión jugar con artefactos que matan, nunca he entendido que entretenimiento y satisfacción encierra la caza...

Saludos