viernes, mayo 26, 2006

Un poco de educación, por favor.

Un tema recurrente en las conversaciones de sobremesa entre mis amigos y compañeros de trabajo es la educación. Creo que empieza actualmente a surgir en la sociedad un sentimiento de preocupación por nuestro actual sistema educativo.
Durante años, la pedagogía ha tenido una preocupación enorme por llegar a todos y cada uno de los alumnos en un aula, en fomentar la necesidad de integración de manera que el aula se convierta en un entrenamiento donde se mejoren las aptitudes y habilidades sociales de los futuros ciudadanos. Supuestamente no sólo se conseguirían ciudadanos cada vez más cultos, mejor preparados para la sociedad, sino transformadores sociales.
Paralelamente a los pedagogos, los políticos han sentido la necesidad de conformar un sistema educativo inútil y por eso cambiante en cada legislatura (en el caso español).
Obviamente los políticos han triunfado en su empresa, tratando de crear un sistema inservible y llevando a los pedagogosa al fracaso en su utopía revolucionaria. Actualmente, y dejando un poco al margen las tasas de alfabetización cualquier país de la Europa de Este nos sacaría los colores en cuanto al nivel cultural de sus estudiantes. No hablemos ya de países como China, Japón, Corea o la India. Se nos caería la cara de vergüenza (si tuviéramos) ante la capacidad técnica o matemática media de sus alumnos escolarizados. Son sistemas rígidos, con una disciplina impuesta muy fuerte y donde se da una gran importancia a los contenidos técnicos. Se podrán poner muchos peros en cuanto a los contenidos sociales de esa educación, la libertad o pobreza de algunos de estos países, pero fijémonos en la evolución de esas sociedades en los últimos años y sobre todo en su proyección futura.
En España preferimos un sistema donde se menoscabe cualquier tipo de autoridad o disciplina. La autodisciplina es una gran virtud que en ningún modo se fomenta y que debe ser educada.
La consecuencia del sistema creado, tan extremadamente efímero y débil, son unos alumnos seguidores de la nueva autoridad: los macarras. Estos imbéciles ignorantes se han hecho fuertes en nuestras aulas, lugares donde el profesor no tiene herramientas para reivindicar su autoridad. No podemos pedir a nuestros profesores que manejen, exitosamente y sin herramientas fuera de su habilidad personal, grupos de gente con saboteadores entre ellos.
Los pedagogos, que pensaron crear en las aulas incubadoras de una sociedad más justa y libre, han visto como muchos de esos individuos pasan sin pena ni gloria los años más fétiles de su vida.

Si los contenidos no han mejorado ostensiblemente en los últimos años, donde más advierto el fracaso del actual sistema es en la formación de personas autónomas. Personas con criterio propio, poseedoras de un conjunto de principios claros para gobernar su vida. Personas fuertes que sepan afrontar los problemas diarios de forma inteligente. Individuos que se movilizen por algo que no sea el derecho a ver el mundial de fútbol, el derecho al botellón o el horario de cierre de los bares.

El valor del talento adquirido, la constancia, la honradez o el gusto por el trabajo bien hecho, han desaparecido en pos de la mediocridad y el escaqueo.
Se han intentado eliminar valores procedentes de la tradición o de la cultura cristiana tradicional en muchos casos con un ánimo únicamente rupturista. No nos hemos preguntado cuáles eran positivos y cuáles negativos. ¿Nos hemos preguntado que tipo de sociedad queremos? ¿cómo prodríamos mejorarla? ¿qué valores queremos fomentar?
El vacío de valores que antes eran copados por la Iglesia y un estado totalitario, no se ha sutituido por unos nuevos principios éticos de igual poder. El estado parece actualmente incapaz de fomentar valores más allá de la demagogia, el populismo y el oportunismo. Sabemos que adquirir nuevos conocimientos y crecer como personas es una tarea complicada pero también sabemos que la educación es el camino. ¿Por qué nuestros gobernantes no se lo toman en serio? Tal vez de deba a que ni siquiera nosotros lo tomamos en serio.
Durante siglos se ha luchado en nuestro continente por el derecho a una educación universal. Ha costado cientos de años llegar a conseguirlo y tan pronto lo hemos adquirido, en apenas un siglo, hemos olvidado que se trata de un derecho fundamental.

Si te interesa el tema, te gustará esta página.

lunes, mayo 22, 2006

Los medios y las alertas

Los medios, debido a las cuentas que han de rendir a sus respectivos dueños y a pesar de la tendencia al monopolio en la que vivimos, no suelen coincidir ni en la importancia que le conceden a los acontecimientos ni en el enfoque de las distintas noticias.

Hay un par de aspectos en los que, sin embargo, las "serendipias" (como diría Iker Jiménez) son escalofriantes. El primero de ellos es el deporte. Es cierto que hay leves variaciones dependiendo de quién tenga los derechos de retransmisión de un evento, pero al final todos se pliegan a sucesos tan transcendentes como una carrera de fórmula 1 donde según todos los expertos "es imposible adelantar" ¿para qué coño hacen entonces una carrera?
El deporte consigue además que el varón casado medio español tenga algo de lo que hablar el lunes con los compañeros del trabajo y un tema con el que ocupar su mente. Los romanos tuvieron algo parecido llamado circo.

El otro gran asunto en el que coinciden los medios son las alertas. En España, un ciudadano medio, pasa por unas 70 alertas anuales. Multitud de ellas son climatológicas y tienden a ser contradictorias. Estamos en alerta por sequía hasta que empieza a llover y nos instalamos en un estado de alerta por precipitaciones. La DGT, ante su inutilidad para reducir los accidentes de tráfico, nos dice que evitemos coger el coche, tenemos alerta por temporal, por fuertes vientos, por frío, por nieve o alerta por "comienzo de vacaciones". Nos podrían sugerir que no nos tomásemos vacaciones para evitar las muertes en carretera. Ya han vuelto las alertas por golpes de calor y para corroborar lo adecuado de la alerta nos dan los datos de fallecidos, que suelen ser unos viejos del sur que estaban en una caseta de uralita a 70 grados. No te jode, también yo me moriría. Pero en vez de decir que nos preocupamos una mierda por nuestros viejos y que nos la trae floja lo que les pase, lo que ocurre es que estamos bajo un golpe de calor. Los muy joputas...

La última alerta alimentaria fue la de la gripe aviar. Según los medios habían muerto 20 mil pollos y 7 personas (más o menos). Una granja de pollos media tiene más de 50 mil pollos, así que la muerte, en todo el mundo, de 20 mil pollos es ridículo. Además de que las condiciones, en Asia (donde han muerto), en las que conviven personas y animales, no tienen nada que ver con las de aquí. Preguntemos a Chaney que porcentaje tiene con los laboratorios Roche (vendedor de Tamiflu) y que puesto tiene en la OMS.
Estamos de nuevo en alerta por las "oleadas" de inmigrantes, por el aumento de la inseguridad ciudadana. Alertas por la subida de tipos de interés, por el precio del crudo y el de los carburantes...
¿Pero es que no se dan cuenta del ridículo que hacen? Tal vez sea una manera fácil de vender noticias a cambio de miedo.

Crear un estado de tensión perpetua en el ciudadano es una forma inteligente de aumentar su miedo. El miedo al movimiento, a la toma de decisiones y de iniciativas.( Lo que necesitas en un coche mejor, alimentos más caros, más medicinas...) Se consiguen personas (muchas) , con televisores como apéndices, instalados en la crispación y en el miedo, en la crítica a lo natural y que buscan la seguridad de la quietud. Continuamente nos ofrecen imágenes de lo peligrosos que son todos los inmigrantes, los estudiantes, los jóvenes ( lo que usted necesita en más policía, mejor si es privada). La consecuencia lógica es una predisposición a la manipulación.

Me pregunto por qué no nos ponen en alerta por la proximidad de políticos, por las luchas para controlar el poder judicial, por los ayuntamientos especuladores y corruptos, por nuestro subdesarrollo educativo y cultural, por los problemas reales que va a generar a medio plazo un crecimiento económico basado en la especulación, el turismo salvaje y la mano de obra barata. La dependencia energética de países extranjeros o la ausencia de investigación y de generación tecnológica.

jueves, mayo 18, 2006

El amor y el tiempo

Dice Gala que el amor es una amistad con momentos eróticos.
Los poco románticos creen que el enamoramiento no excede el bienio. Tras esto, dicen, queda aquello que hemos sembrado durante ese tiempo de fertilidad, los vínculos que llamamos amor y los proyectos que no somos capaces de abordar solos. Pero cuando llegan fechas importantes, la nostalgia se hace fuerte y el erotismo cede terreno a la ternura...


Vals de aniversario

Nada hay tan dulce como una habitación
para dos, cuando ya no nos queremos demasiado,
fuera de la ciudad, en un hotel tranquilo,
y parejas dudosas y algún niño con ganglios,
si no es esta ligera sensación
de irrealidad. Algo como el verano
en casa de mis padres, hace tiempo,
como viajes en tren por la noche. Te llamo
para decir que no te digo nada
que tú ya no conozcas, o si acaso
para besarte vagamente
los mismos labios.
Has dejado el balcón.
Ha oscurecido el cuarto
mientras que nos miramos tiernamente,
incómodos de no sentir el peso de tres años.
Todo es igual, parece
que no fue ayer. Y este sabor nostálgico,
que los silencios ponen en la boca,
posiblemente induce a equivocarnos
en nuestros sentimientos. Pero no
sin alguna reserva, porque por debajo
algo tira más fuerte y es (para decirlo
quizá de un modo menos inexacto)
difícil recordar que nos queremos,
si no es con cierta imprecisión, y el sábado,
que es hoy, queda tan cerca
de ayer a última hora y de pasado
mañana
por la mañana...
Jaime Gil de Biedma

domingo, mayo 07, 2006

Presentación

Desde este blog habrá espacio para quien tenga algo que decir. Tomaré la palabra en primer lugar y la usaré para decirte de qué me gusta hablar: sociedad, tecnología, economía, poesía, deporte, filosofía, libros, investigación, personas y personajes.