¡Qué buena película! Criticadme si queréis por venderme al olor a dinero de las grandes superproducciones. Pero esta película es muy buena, es entretenida, está llena de fantasía, de acción y chicas Bond.
Cuando voy al cine quiero divertirme, asumo que tendré que aguantar al pesado de detrás tosiendo como si fuese a escupir los bronquios de un momento a otro, a los de delante dándose el lotazo, a unos críos comentando la película y tirando palomitas y a un tipo que no hace más que abrir ruidosas bolsas de plástico. Además, cuando vas a ver a Bond, te tienes que tragar una buena ristra de publicidad de bebidas, relojes y coches. Todo eso lo puedo aguantar e incluso soy capaz de obviarlo… si la película lo vale.
Con el agente 007 te lo pasas bien, lo ves subir por andamios a toda pastilla, saltar de una grúa a otra, amar y odiar, destrozar embajadas, pelear con malos malísimos y todo a un ritmo desenfrenado. No te da tiempo a pestañear. Cuando crees que todo ha acabado, aún hay más. No os llevéis a chicas con las uñas largas, os pueden hacer picadillo el brazo, dos horas de tensión y aventuras. Y lo bueno de esta película es que te puedes creer (con un poco de imaginación) lo que sucede, es un personaje mucho más creíble que el soso de Pierce Brosnan, tiene más gancho, es más duro pero más sentimental. La chica es menos guapa pero más atractiva que otras y tienen diálogos de seducción como los que todos hemos soñado tener.
Pero lo mejor de todo es que sales del cine creyéndote un 007 durante un rato; hasta que llegas al parking y ves tu querido pero viejo Saxo soltar humo como para dar al traste con el protocolo de Kyoto y comprendes que lo único que tienes de doble cero es el saldo de tu cuenta corriente.
domingo, diciembre 03, 2006
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