domingo, julio 08, 2007

El piropo

Mezcla puramente española, jugador ambiguo entre lo obsceno y lo elegante. Requiebro torero, a medio camino entre la brutalidad y la poesía, pocos elementos de nuestra cultura reflejan tan sinceramente al lo español.

En el piropo se encierran siglos de torpeza rudimentaria en el arte de la seducción. Es el refrán aplicado a la mujer, el verso fácil, el pareado sin rima, la adulación literal y raramente oculta. La lisonja que busca la sonrisa adulada, la puerta de entrada, el regalo para los oídos y la estima ajena.

El piropo se mueve entre la grosería del andamiaje y la gracia más sutil, debiendo aplicarse en función de la persona. Este gesto confirmador del atractivo sexual, inyector de ego, puede ser recibido con sonrisas nerviosas, gestos molestos o pasos acelerados. Por muy negativa que sea la reacción inicial, y si la distancia entre el piropeador y la piropeada es suficiente, casi siempre es recibido como un terrón de azúcar.

El alago más cañí, debe ser articulado con cierto aire chulapo, con lentitud segura, remarcando cada sílaba. La longitud no debe sobrepasar las dos proposiciones simples, es aconsejable una ligera rima que permita su fácil memorización y la distancia entre mujeres aduladas debe ser tal que la anterior no escuche el piropo de la siguiente. Es importante que haya algún obstáculo de por medio, de forma que la mujer no se sienta agredida y debería contener algo más que únicamente la palabra "Ruuuuubia".

Nunca se debe perder la sonrisa mientras se dispara y se debe estar seguro de aguantar la mirada materna y concesiva de la mujer tras este ligero gesto de travesura. Se sabe que llevar un uniforme de cualquier tipo o estar subido en un andamio agiliza la mente y permite un mayor número de piropos-improperios por segundo.

Finalmente, advertir que la analogía con animales rumiantes podría no ser acogida con excesivo entusiasmo, incluso en las poblaciones rurales.

Suerte y practiquen en verano!

7 comentarios:

Jezabel dijo...

Me gustan los inmigrantes sudamericanos porque cuando te sueltan un piropo siempre consiguen arrancarte una sonrisa, a diferencia de algunos animales que te entran ganas de meterles una palanca por el culo.

Joan dijo...

Pues hace poco escuché desde un andamio a un obrero alardeando de su excelsa verborrea y su clase de escuela privada británica que decía:

- ¡¡¡Chooooochoooo, te comería to' lo negro!!!

Rápidamente, entendí que el susodicho trabajador se encontraba en situación de hambruna voraz y que degustaría con placer un plato de arroz negro. Digo yo.

myss dijo...

Y ( no se considera en el post, por eso pregunto) las mujeres no podemos piropear a los hombres ? Me encanta sobre todo cuando son tímidos y se ponen colorados, es tan tierno!!! También ellos tienen bajones de autoestima, digo yo...

Inés Perada dijo...

Yo pienso que aquello del andamio va de baja, desde que los obreros son extranjeros y si te sueltan alguna, nunca será como la bonita metáfora de Joan.


Salud.

alter ego dijo...

Jezabel, ¡hay que ver qué agresividad! je,je. Sin duda me descubro ante tu carácter... ecologista y laxante. Estaré atento a los periódicos por si leo una noticia del tipo: ''Ingresado de urgencia en el hospital de Nª Sª de Alpedrete con 40 cm de acero forjado brutalmente introducido por el recto. La víctima, a la que le dolía hasta la campanilla, juraba que sólo le había hecho un cumplido a la señorita, la cual no paraba de gritar: "Esto te pasa por animal" ''.

Joan, es que los colegios británicos ya no son lo que eran. Aún así me descubro ante el dominio de las metáfora en esta pequeña alegoría:
Chooooochooooo: metáfora por la cuál se nombra a una mujer sustituyéndola por los genitales.
to'lo negro: nuevamente una metáfora, sustituyendo ahora a los genitales.
¡Qué bárbaro! ¡Qué manera de encadenar metáforas! ;) Menos mal que Inés ha sido capaz de apreciarla

Myss, no se considera el caso contrario por improbable y porque me cuesta poner al otro lado :) Además, los hombres nos quedamos patidifusos ante los piropos, el cerebro se nos gripa y las chapetas delatan nuestro sonrojo.

Jezabel dijo...

Qué fama tengo... :P Aunque creo que yo sería más de parame en seco, mirarle con desprecio y espetarle: "¿De qué vas, despojo?" Nunca me he visto en la tesitura, porque los piropos cafres me los decían cuando era más yogurina y me daban miedo los obreros sudaos'.

O como sabe todo lector de Astérix, siempre se le puede gritar: "¿Y tu hermana, qué?"

e-catarsis dijo...

La verdad es que hay gente ocurrente...poca...el resto son pelín brutos y francamente...a mí no me hacen demasiada gracia...no, a mí me tocan las narices que te dan ganas de parar y decirles que vayan a suicidarse un rato al baño, pero claro ni te paras ni les dices nada...estoica soy por manitú
:))

Una vez más las obviedades y la falta de eufemismos ( va por tí Joan)...no molan nada :DD...un poco de por favor...