Los nacionalismos apelan continuamente a unos derechos históricos o a un sentimiento de identidad nacional fruto principalmente de la lengua.
En la mayoría de los casos, los derechos históricos de los que se quiere hacer uso pertenecen a un momento de la historia donde España se dividía en feudos gobernados con más o menos mano de hierro por señores con algún tipo de título nobiliario y con deber de vasallaje al rey de turno. Es gracioso ver como se remontan a periódicos históricos especialmente favorables aunque sólo sea desde el punto de vista que les interesa a la hora de para reivindicar esos supuestos derechos.
Por otro lado, el sentimiento de identidad nacional se fundamenta principalmente en una cultura común y como estandarte se suele abanderar un idioma común y distinto de las tierras limítrofes.
Como es sabido, los nacionalismos intentan gobernar en los lugares que consideran suyos y por supuesto no ceder nada del presupuesto ni de las recaudaciones con el estado "opresor" del cuál desean desvincularse. Además, el fenómeno nacionalista es expansivo, desde el punto de vista de que cada vez son mayores los territorios que reclaman y desean adscribir a esa nueva nación con vocación de estado independiente.
Que los nacionalismos sean expansivos no nos tendría que sorprender en medida alguna, recordemos por ejemplo el Nacional Socialismo alemán. Si bien históricamente los nacionalismos han sido patrimonio exclusivo de la derecha, lo que sucede ahora, al menos en España, es que los movimientos nacionalistas más radicales son de izquierdas, además de ir de la mano en alguna ocasión de grupos terroristas.
Tampoco es demasiado sorprendente puesto que la búsqueda del poder es un afán común en todas las formaciones políticas, de hecho suele ser el único motivo de su existencia. Me imagino a todos estos políticos hijos de guardias civiles o emigrantes de otras zonas de España formando un partidillo político para intentar sacarte los cuartos sin dar palo al agua y que de repente, en una sociedad pueblerina y con escasez de miras, se ven con amplias cotas de poder. ¡Joder, menudo chollo! Pero si hasta te puedes sacar el dinero de lo que te vayan untando los empresarios de turno para poder edificar donde les plazca. Lo que me parece de mal gusto es que se sigan llamando partidos de izquierdas y que se abracen al republicanismo. No son de izquierdas porque no buscan la igualdad entre las personas y ni siquiera entre los pueblos. Algunos se hacen llamar republicanos: ¡Si en el fondo les va a gustar el ejemplo de Francia!, una república y el país más centralizado del mundo.
Ni siquiera son coherentes con su propio pensamiento puesto que se han preocupado mucho de blindar la posibilidad de la separación de subregiones dentro de esas CCAA. Hablan de pluralidad y agreden a quien discrepa de sus opiniones. Si Carod Rovira va a Madrid y le dan dos hostias como las que se han llevado los de Ciudadanos de Cataluña o los del PP, ¿os imagináis la que se habría armado y lo fascistas que seríamos? No hay ninguna zona de España donde la libertad de expresión esté tan coartada como en los lugares donde gobiernan nacionalistas y como no se les paremos los pies desde el Estado la situación se hará cada vez más complicada. Los nuevos Estatutos de Autonomía son un paso firme hacia el caciquismo más tercermundista y de principios del XX en España.
Al parecer a nadie le importa que en ningún momento de la historia la cultura haya sido tan homogénea en España, que haya menos diferencias y más oportunidades para las gentes hayan nacido donde hayan nacido. Tampoco parece importante que estemos en mitad de un proceso de convergencia europea, en donde tratamos de eliminar las fronteras que nos separan para buscar todo aquello que nos une, que por otro lado nunca había sido tanto, con el resto de Europa. Por primera vez desde hace varios siglos estamos empezando a dejar de ser los parientes pobres y podemos situarnos en una posición equilibrada respecto a nuestros vecinos europeos… pero han de llegar los nacionalistas para recordarnos que hay un pequeño pueblo en Iberia que no fue conquistado por los romanos o que en los condados catalanes, súbditos del reino de Aragón, y parientes pobres de Castilla hablan una lengua ligeramente diferente al resto de España. Por estos ancestrales motivos “lo más justo y necesario” es que nos dividamos en subastados y una vez hecho, que todos nos integremos en Europa. Menuda gilipollez.
El mayor error que hemos cometido en este asunto es el de haber dejado en manos de estas minorías la educación. Veinte años de escuelas de nacionalismo han creado la sociedad actual en esas regiones donde antes que una verdadera identidad cultural se fomenta la hostilidad hacia lo español. Es la prueba palpable de que una educación controlada puede servir para la transformación social, aunque en este desgraciado ejemplo no ha servido para el engrandecimiento de las mentes de nuestros conciudadanos.
De cualquier modo y aunque no quieran siempre hay quienes consiguen sobreponerse a tanta propaganda: www.ciutadansdecatalunya.org , o al menos eso parece.